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Alberto Recarte

La situación del sistema financiero

El proceso de saneamiento del sistema financiero español está a medio camino, y a finales de 2011 todavía serán necesarias provisiones por un mínimo de 40.000 millones de euros.

La pasada semana Portugal solicitó formalmente el rescate a la Unión Europea. Nuestro vecino va a necesitar alrededor de 80.000 millones de euros para hacer frente a las necesidades de refinanciación y cobertura de los déficits públicos programados hasta 2013.

La noticia fue recogida por las bolsas europeas –la española, en particular– con subidas. Por una parte, ya se había descontado –es decir, ya se había tenido en cuenta que Portugal no resistiría– y, por otra, desaparecía un factor que creaba incertidumbre en la zona euro. En consecuencia, la cotización del euro, ayudada también por la subida de 0,25% en los tipos de interés del Banco Central Europeo, alcanzó los 1,44 dólares por euro.

Los mercados financieros, es decir, los inversores de todo el mundo, reaccionaron también a otra noticia: la economía española estaba absolutamente, irrevocablemente, permanentemente, fuera de peligro. Porque España había hecho todas las reformas necesarias. De ahí los elogios a Rodríguez Zapatero en el Financial Times y en el resto de la prensa especializada. A los elogios se sumó el consejero de Economía de la Unión Europea, y Strauss Khan, gerente del Fondo Monetario Internacional. Y, lo más preocupante, el propio vicepresidente Rubalcaba declaró el pasado viernes día 7 de abril que"España ha hecho todas las reformas".

Lo cual es falso. Las reformas sólo han comenzado. Faltan tres: una de ellas, la de nuestro sistema financiero, es compleja pero posible; otra, la del control del déficit del sector público, es decir, de las tres administraciones, es complicadísima, política y económicamente; la tercera, la reforma de la negociación colectiva, que no deja de ser sólo una parte de la reforma del mercado de trabajo, parece ser imposible.

Los políticos europeos –sobre todo Sarkozy, ante el mutismo de Merkel– y los responsables del FMI declaran que España ha hecho ya todas las reformas. Por dos posibles razones: o por desconocimiento o por el deseo de ganar tiempo, aunque sea unos meses, para que el proceso de saneamiento del sistema financiero internacional continúe y se note el efecto arrastre del crecimiento de la economía mundial –que se espera sea de alrededor del 4% en 2011– en las economías más débiles como la española; siempre que lo permitan, eso sí, los precios del petróleo, otras materias primas y muchos productos alimentarios. Quienes no se han sumado al engaño han sido las agencias de calificación de riesgo, Moody’s, Standard and Poors y Fitch –que continúan rebajando la calidad del riesgo español, ya sea público o financiero privado– y el propio Banco Central Europeo. Vayamos con las tareas pendientes.

Recapitalización y ordenamiento del sector financiero español

En su último análisis, el Banco de España y el Gobierno español evaluaban en 15.000 millones de euros las necesidades máximas de dinero público que van a necesitar las entidades financieras. Yo estoy más cerca de los 50.000 millones, aunque quiero resaltar que el sistema financiero español, aun reduciendo el volumen total de sus créditos, es capaz de generar 20.000 millones de euros de provisiones anuales gracias a su poder monopolístico sobre todo tipo de operaciones financieras. En España, la banca presta, y monopoliza, todos los servicios financieros: créditos hipotecarios, créditos a corto, descuento de papel comercial, préstamos a largo, seguros de todo tipo, gestión de fondos de inversión y pensiones, gestión de cobro de recibos, gestión de capital-riesgo, transferencias al exterior. Un sinfín de servicios, eficientemente realizados, que permiten que el sistema financiero español vaya cubriendo las pérdidas de sus actividades crediticias en el sector de la construcción, en el de la promoción inmobiliarias y en los servicios e industrias ligados a las primeras. Los créditos totales por esas actividades pasadas todavía suman 400.000 millones de euros. Las pérdidas totales por esos créditos podrían alcanzar los 200.000 millones de euros, cuando el reconocimiento del deterioro se complete. Esas pérdidas se están cubriendo con las provisiones que genera la actividad bancaria ordinaria, ampliaciones de capital y ayudas públicas.

Desde 2007 hasta 2010, las provisiones para hacer frente a esas posibles pérdidas suman alrededor de 100.000 millones de euros. Ha habido, además, ampliaciones de capital y suscripción de emisiones de preferentes perpetuas por valor de otros 25.000 millones de euros. El FROB ha prestado 12.000 millones de euros y el Fondo de Garantía de Depósitos ha aportado otros 3.000 millones de euros. En conjunto, por tanto, la banca había destinado a provisiones y otros fondos propios alrededor de 150.000 millones de euros a finales de 2010. En 2011, el nuevo FROB y las emisiones de acciones de los nuevos bancos de las cajas aportarán otros 15.000 millones de euros. La actividad ordinaria del sistema será capaz de sumar otros 20.000 millones de euros más de provisiones en 2011, por lo que, a finales de este año, se habrán podido provisionar 185.000 millones de euros del total de 200.000 millones de euros de pérdidas totales esperadas.

Faltarían sólo 15.000 millones. A esta cifra habría que sumar cerca de 25.000 millones de euros del coste de reducir el tamaño del sistema, que tiene un exceso de capacidad de, al menos, 45.000 personas. Con lo que las necesidades de recapitalización para 2012 y los años siguientes aumentan hasta los 40.000 millones de euros. Sea esta la cifra, otra mayor u otra menor, lo fundamental es que se trata de cantidades manejables para la economía española. Partiendo de hoy, estamos hablando del 4% al 6% del PIB español. Una cifra inferior a la que han necesitado la mayor parte de los países afectados por el estallido de las burbujas inmobiliaria y financiera y asumible por el sector público español, que tenía una deuda pública del 62,8% del PIB a finales de 2010, frente a promedios del 80% en el conjunto de los países desarrollados. 

Lo que querría resaltar es que el proceso de saneamiento del sistema financiero español está a medio camino, y que a finales de 2011 todavía serán necesarias provisiones por un mínimo de 40.000 millones de euros.

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