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John Stossel

Esperando los recortes

El senador Paul Rand tiene un programa que equilibraría los presupuestos en cinco años. Es un plan mejor: "Los presupuestos de Obama añaden 11 billones de deuda", me decía Paul.

Por fin. Unos presupuestos serios. La propuesta del secretario del Comité Presupuestario de la Cámara, Paul Ryan, tiene horrorizados a quienes no quieren ver la realidad. Un columnista del Washington Post la llama "radical... irresponsable... extremista".

Los planes de Ryan ofrecen grandes cosas: menor gasto público del que quiere el presidente Obama; una vía a unos presupuestos equilibrados; la derogación del Obamacare; el final de las subvenciones al sector privado. Y hace más sostenible la red de protección social para que deje de ser ruinosa e indefinida.

Hasta movió al presidente Obama a anunciar que va a proponer sus propios presupuestos, aunque al parecer "no dará detalles", sólo "objetivos". Y por supuesto, su plan "elevará la recaudación". Eso significa más impuestos. Los presupuestos de Ryan son mejores.

Scott Garrett, congresista de Nueva Jersey que trabajó en los presupuestos de Ryan, me decía la semana pasada que "queremos ser capaces de garantizar que los programas de los que depende la gente hoy van a seguir allí mañana".

La "hoja de ruta a la prosperidad" que propone Ryan esboza 6,2 billones en recortes durante los próximos 10 años (no recortes con respecto a lo que la administración gasta ahora, por desgracia, sino a lo que quería gastar el presidente Obama). El gasto público en realidad se eleva alrededor de 1 billón de dólares a lo largo de la década.

Garrett es el secretario del Comité Republicano de Estudio, que propone más recortes que Ryan. Sus presupuestos recortarían realmente el gasto alrededor de 300.000 millones y acabarían con el déficit en ocho años (los presupuestos de Ryan no alcanzan el equilibrio presupuestario hasta 2050 ó 2080). Yo pregunté qué recortes quiere hacer el Comité que Ryan no quiere hacer: "Nosotros hacemos recortes adicionales en los programas sociales".

Se eleva la edad de jubilación a los 67 años. Bien. Cuando Roosevelt creó la seguridad social, la mayoría de los estadounidenses no llegaba a cumplir ni los 65 años. Hoy, la mayoría de los americanos viven 78 años de media. Elevar la edad de jubilación a los 67 no hace gran cosa. A mí me gustaría que indexaran la edad para recibir la pensión según la esperanza de vida.

Los planes del Comité venden el 5% del suelo público. Eso también está bien. Reducen las plazas de funcionario federal un 15%. La cifra de Ryan es del 10 %. Es un principio. Pero lo hacen por "desgaste". Eso es cobardía. No es gestión. Deberían despedir al 10 ó 15% peores. Eso es lo que hacen los directivos del sector privado.

Además, ni Ryan ni el Comité Republicano abordan realmente "la defensa". Ninguno de los dos planes contiene algo que plantee cuál debería ser la misión del ejército, o al menos el papel que debería ocupar la administración pública. Ryan y el Comité no eliminan ningún departamento. Simplemente recortan un poco la mayoría de las cosas; dando por sentado que la administración pública debe hacer todo lo que está haciendo. Eso no es gestión. Cuando Ronald Reagan hacía campaña decía que cerraría los departamentos de Educación y Energías. No lo hizo, y no han hecho sino crecer. Ahora, cuando se reconoce la crisis presupuestaria, ni siquiera los republicanos quieren cerrarlos.

Hoy, la instancia federal gasta el 25% del PIB. Ryan lo logra reducir al 20%. Pero cuando Bill Clinton abandonó la presidencia era el 18%.

El senador Paul Rand tiene un programa que equilibraría los presupuestos en cinco años. Es un plan mejor: "Los presupuestos del presidente añaden 11 billones a la deuda a 10 años", me decía Paul. "El congresista Ryan... trata de hacer lo correcto, pero este plan suma 8 billones de deuda. Hemos de hacer algo más drástico, o creo que vamos camino del desastre".

Él cerraría departamentos enteros, como Educación, Energías, Vivienda y Desarrollo Urbanístico, y Comercio. También reduciría el gasto "en defensa".

Paul dice: "La verdad incómoda de los conservadores es que no se pueden equilibrar los presupuestos si se cancela exclusivamente el gasto independiente de la defensa... Sí estoy convencido de la necesidad de una defensa nacional fuerte... pero ello no se traduce en que todo gasto militar es sagrado ni en que todo gasto militar está bien empleado".

Ni los planes de Paul ni los presupuestos del Comité y de Ryan saldrán adelante este ejercicio. Después de todo, los demócratas controlan el Senado y la Casa Blanca. Pero al menos han puesto en marcha del debate. Ello debería de dar frutos en el futuro. Y es motivo de cierta alegría.

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