Osea que el ayuntamiento de París, como los precios de la ropa son muy caros en una de sus calles, decide evitar que se ponga otra tienda de ropa, con lo cual serán todavía más caros (impide que aumente la oferta). Como echarle gasolina al fuego, vamos. Luego nos quejamos de intervencionismo, madre mía.
Me alegro por Amancio, emprendedor a tope, muchos deberían aprender de él y su filosofia de trabajo, amen de un poco de suerte en los negocios, y espero, cosa que conociendo un poco Paris, sucederá, pueda abrir el otro centro en los Ch. EE.; la tienda de Salamanca quedó maravillosa, toda una obra de ingenieria, conociendo lo que allí había antes. Gracias
Lo que no saben los que van a comprar a Oxfor Street es que las cosas, en todas las tiendas de esa calle, están más caras que en tiendas de otros lugares; incluso en el famoso Harrods idénticas cosas están más baratas. Compare y verá. Ha y no se le ocurra comprar, en esa calle, un paraguas en la ampliamente recomendada Smith James ¡Le cobrarán un 50% más caro que el mismo paraguas en Harrods!
Durante los primeros 16 años de mi todavía juvenil y alborotada existencia, los distritos V, VI y VII, eran un magma de pequeños comercios entre los que destacaban cafeterías, bistrots, librerías y anticuarios. Pues bién, a mediados de los ochenta comenzaron a desaparecer misteriosamente. Uno tras otro fueron sustituidos por otros comercios. Siempre de ropa, sobre todo femenina.
Algunos años después, a través de mi entonces familia política, pude conocer los entresijos del negocio de la moda. Todavía estoy alucinando. Los beneficios brutos no solían bajar del ¡mil por cién!
El debate de la ocupación de barrios parisinos enteros por la metástasis de estos negocios no es nuevo. Ya hace 25 años que participé como arquitecto en debates sobre este asunto (niveau quartier).
Nadie desde un pequeño negocio puede enfrentarse a gentes con estos niveles de beneficio. Su destino no es otro que la expulsión.