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Carlos Rodríguez Braun

Lorca y el mercado

¿Usted no ha observado que el Estado está? ¿No ha visto que los Estados son enormes, que el gasto público representa la mitad del PIB, que hay millones de funcionarios y empleados públicos? ¿Usted para qué cree que están?

¿Usted no ha observado que el Estado está? ¿No ha visto que los Estados son enormes, que el gasto público representa la mitad del PIB, que hay millones de funcionarios y empleados públicos? ¿Usted para qué cree que están?

El profesor Carles Ramió, de la Universidad Pompeu Fabra, sostiene en Público que hay "una beligerancia superficial y cerval contra los servicios públicos: la actual crisis nos ha escorado hacia una visión negativa de nuestras administraciones". Pero resulta que vino el terremoto y la gente le pidió cosas al Estado, que cumplió con lo esperado. En cambio: "El mercado ni estará ni se le espera".

Ante todo, no hay ninguna beligerancia contra los servicios públicos. Lo que sucede, simplemente, es que todos los que pueden los eluden. Al revés de la gratitud y solidaridad que deberían expresar los ciudadanos hacia el Estado, la realidad es que los que pueden no pagarle, no le pagan, y los que pueden no beneficiarse de sus servicios, no lo hacen, como por ejemplo los políticos socialistas que envían a sus hijos a colegios privados, o los artistas comunistas que recurren a la sanidad privada –y si es norteamericana, mejor–. Y lo hacen sin ninguna beligerancia, al contrario, suelen hablar maravillas de los servicios públicos, aunque no los utilizan.

Asimismo, es llamativo que el doctor Ramió alegue que la crisis nos ha vuelto críticos con los gobiernos: si hay una idea que ha triunfado con la crisis es la contraria, a saber, que la crisis es culpa de los mercados y que el intervencionismo nos cuida y nos salva, y si no lo hace, es también por culpa de los mercados.

Y lo más increíble es esa idea de que el terremoto prueba la eficacia del Estado y la ausencia del mercado. Oiga, don Carles, ¿usted no ha observado que el Estado está? ¿No ha visto que los Estados son enormes, que el gasto público representa la mitad del PIB, que hay millones de funcionarios y empleados públicos? ¿Usted para qué cree que están?

Cuando se produce un terremoto, el que acudan los servicios públicos es algo simplemente evidente: están ahí y están para eso. Sólo faltaría que se quedaran en sus despachos, sedes y destacamentos, mano sobre mano. Pero el hecho de que acudan no significa que sea lo mejor que nos pueda suceder y que la libertad haya desaparecido. Esto último es una falsedad clara, puesto que si algo probó el terremoto, como todas las catástrofes, es que movilizó a personas para que libremente entregaran su dinero, como lo hacen en el mercado. Lo que el profesor Ramió no puede concebir es que puedan existir esos socorros sin el Estado, y esto es un error que consiste en dar por supuesto lo que debe demostrar.

En Libre Mercado

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