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Manuel Fernández Ordóñez

Churras y merinas en Sol

Estas energías han provocado una disminución de la riqueza de los empleados públicos para aumentar la riqueza de Florentino Pérez, entre otros. Y ahora proponen más de esto cuando dicen defender lo contrario, pretendiendo que encima les salga gratis.

Estas energías han provocado una disminución de la riqueza de los empleados públicos para aumentar la riqueza de Florentino Pérez, entre otros. Y ahora proponen más de esto cuando dicen defender lo contrario, pretendiendo que encima les salga gratis.

Cuando estas líneas sean leídas ya habrán pasado las elecciones municipales y autonómicas, pero están escritas con anterioridad y nadie sabe la evolución que tendrán los eventos de la Puerta del Sol. Entiéndanme, yo soy un científico e intento únicamente escribir de lo que sé, de energía. No aplaudo el comportamiento de todólogos, de tertulianos que tan pronto hablan de la reforma del Tribunal Constitucional, como del accidente de Fukushima o de la influencia del huracán Andrew en la evolución del PIB de Honduras. La base de nuestra sociedad recae en la especialización del trabajo, donde cada uno hace lo que sabe y no se mete a hacer lo demás como si de verdad supiera.

Por eso era muy reticente a escribir artículo alguno sobre las movilizaciones de la Puerta del Sol: porque, independientemente de que yo compartiera o no sus motivos de indignación, carezco de la autoridad para hablar con conocimiento de causa. Tengo la potestad que posee todo ciudadano, pero nada más: no soy sociólogo ni político ni historiador. Los indignados campistas, sin embargo, cometieron el mismo error que los políticos y todólogos contra los que supuestamente protestaban: hablar de lo que no saben. Además lo han hecho en mi campo de especialidad sintiéndome obligado, por tanto, a intentar refutarles.

Así, en las propuestas aprobadas el pasado sábado en popular asamblea, decidieron escribir un punto 11 que rezaba lo siguiente: "Cierre de todas las centrales nucleares y la promoción de energías renovables y gratuitas". No sé muy bien cómo entender esta proposición, además de solemne brindis al sol, pero trataré de hacer un esfuerzo.

En primer lugar, no entiendo qué tiene que ver el cierre de todas las centrales nucleares con la salubridad de nuestra democracia, que supuestamente es por lo que se protestaba. Desconozco que existiera un supuesto antagonismo democracia-nucleares. ¿Tener centrales nucleares impide tener una democracia real? ¿No son acaso democráticos EEUU, Francia, Reino Unido, Alemania, Suiza, Bélgica, Finlandia o Suecia? Especialmente cuando este último suele ser esgrimido por muchos como ejemplo modélico de socialdemocracia.

En segundo lugar, piden la promoción de energías renovables y gratuitas. Esta aserción puede tener un doble sentido. ¿Piden acaso energía gratuita para todos? No creo, porque la propuesta sería tan trivialmente pueril como pedir la paz en el mundo. Prefiero entenderlo como que piden la instalación de energías renovables porque creen que son gratuitas. En este último caso estarían pecando únicamente de ignorantes, que no es poco teniendo en cuenta que se vienen definiendo como chicos JASP.

Es una falacia social contemporánea creer que las energías renovables son baratas, gratuitas incluso. El error es común y recae en confundir la fuente energética primaria con la tecnología en sí misma. Es decir, lo que es gratis es el viento y el sol, pero los molinos y los paneles solares no lo son. La falacia sería equivalente a creer que un Ferrari es barato porque el precio de la gasolina fuera muy bajo. Si un Ferrari funcionara con agua del grifo, seguiría siendo un lujo inabordable para la clase media.

La realidad es que algunas de las energías renovables (especialmente la solar) son caras, muy caras. Tan caras, de hecho, que la única forma de hacerlas realidad es mediante una legislación que detraerá, de nuestros ahorros, los millones de euros necesarios para pagar este lujo igual de inaccesible que un Ferrari para la clase media. En 2010, los españoles nos gastamos 5.324 millones de euros en subvenciones a las energías renovables, un montante similar a la reducción de sueldo que sufrieron todos los empleados públicos. En el período 2004-2010, la suma ascendió a más de 16.000 millones de euros y este derroche no tiene pinta de parar en un futuro. Estas inversiones en energías renovables están aseguradas por el Estado mediante Leyes y Reales Decretos y han servido de refugio a especuladores inmobiliarios y banqueros huidizos de la crisis. Es decir, los mismos contra los que supuestamente protestan los acampados en la madrileña Puerta del Sol. Estas energías han provocado una disminución de la riqueza de los empleados públicos para aumentar la riqueza de Florentino Pérez, entre otros. Y ahora proponen más de esto cuando dicen defender lo contrario, pretendiendo que encima les salga gratis.

Puerilidad extrema o ignorancia absoluta, difícil elección. En cualquiera de los dos casos no parecen los líderes indicados para refundar la democracia. Para cambiar el mundo, habrá que empezar entendiendo el mundo que quieres cambiar. O eso o que se confunden las churras con las merinas... será que la Cañada Real pasa por Sol.

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