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Grecia: "Si dejamos el euro, habría que defender los bancos con tanques"

El número dos de Papandréu habla de Grecia sin pelos en la lengua: "Si dejamos el euro habría revueltas, la gente se tiraría por la ventana..."

El despropósito de la economía griega es manifiesto. Ya se había publicado algo al respecto en reportajes de la revista Vanity Fair, también recogido por Libre Mercado. En esta ocasión es el diario El Mundo quien lo cuenta en su suplemento "MERCADOS".

Así, parece evidente que la corrupción y el clientelismo eran el pan nuestro de cada día en el país heleno. Entre los despropósitos que destaca el suplemento podemos mencionar que "la mayoría de los griegos paga sobornos en ministerios y hospitales" o que "el Gobierno hace redadas con helicópteros en busca de piscinas ilegales para descubrir a las familias que no declaran" a Hacienda. A todo esto hay que sumar curiosidades como que la Constitución helena prohíbe expresamente que se pueda despedir a empleados públicos.

También habla de un "clientelismo salvaje" mediante la contratación en el sector público de ciudadanos y ciudadanos a cambio del voto en las siguientes elecciones, una brutal "evasión fiscal" o la existencia de "organismos públicos a gogó" -claro, si había que contratar a tanta gente en el sector público para garantizarse la reelección no es de extrañar que los organismos públicos surgieran como setas-.

Pero si algo tiene de original y llamativo el reportaje que publica hoy "MERCADOS" es la entrevista que concede Theodoros Pangalos, número dos de Papandreu, que demuestra no tener pelos en la lengua a juzgar por el tamaño de las reflexiones que hace hoy en el diario de Pedro J. Ramírez.

Dice Pangalos estar convencido de que ganarán la votación del próximo martes en el Parlamento Griego -donde se decidirá si se aprueba o no el paquete de recortes que podría desbloquear el nuevo rescate de la UE-. Cree que podrán hacer realidad "las reformas fiscales, el plan de privatizaciones de empresas públicas y demás".

En cuanto al malestar de los griegos en las calles, cree que se trata de "un efecto de imitación de lo que ocurre en España." Y dice que tampoco le molesta ser uno de los tipos más odiados. "Hay gente que me odia porque soy gordo. Otros porque soy viejo. Algunos me odian porque pertenecen a partidos o grupos comunistas o anarquistas contra los que arremeto porque no respetan la democracia y la libertad. Los de la extrema derecha me odian porque soy una persona muy moderada y porque no comparto su paranoia de que hay una conspiración contra Grecia. Pero la mayoría me odia por decir la verdad".

Y es que, como decimos, no tiene pelos en la lengua. Opina que "quienes proponen volver al dracma son extremadamente estúpidos", aunque sean "profesores universitarios, analistas, o economistas", y señala que "si dejáramos el euro, habría que poner tanques para defender a los bancos".

Sobre el déficit dice que la mayor parte del que soporta Grecia "es fruto de pagar los sueldos de los funcionarios y las pensiones de los jubilados. ¿Y quiere saber por qué se ha gastado tanto dinero en pagar sueldos de funcionarios y pensiones? Porque el sistema político durante años ha funcionado así: se contrataba a gente en el sector público a cambio de su voto. Pero es que la gente vendía su voto, así que ellos también son responsables. Somos todos responsables."

Volviendo a la hipotética salida del euro y el regreso al dracma, insiste en que "significa que, al día siguiente, los bancos estarían completamente rodeados de gente aterrada tratando de sacar su dinero, el ejército tendría que protegerlos con tanques porque la policía no sería suficiente, habría revueltas por todos lados, las tiendas estarían vacías, algunas personas se lanzarían por la ventana... Y sería también un desastre para toda la economía Europea". Y pide una reflexión al periodista: "¿Por qué cree que los periódicos de todo el mundo se ocupan tanto de Grecia?"

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