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Emilio J. González

El cinismo de la UGT

En todo esto sorprende el cinismo que manifiesta la UGT porque si los ayuntamientos andaluces están en quiebra, en buena medida se debe a que han inflado de forma desmesurada sus gastos.

La UGT de Andalucía denuncia que el 75% de los ayuntamientos de la región está en quiebra, cosa que no es de extrañar teniendo en cuenta todo lo que se va conociendo acerca de la gestión que han hecho allí los socialistas. Esa denuncia que realiza el sindicato del PSOE sirve de antesala para advertir a continuación que los ugetistas se van a movilizar en contra de los despidos que prevean realizar los nuevos gestores municipales surgidos tras las últimas elecciones locales, muchos de los cuales militan en las filas del PP y sustituyen a ediles socialistas que han llevado a las corporaciones locales a esa situación. Para tratar de justificar las movilizaciones que va a poner en marcha, la UGT culpa a los anteriores gestores municipales de esta situación, pero no dice cuál es la raíz del problema. A ella lo único que le importa es que sus militantes colocados a dedo se pueden ver en la calle y que acaban de encontrar una ocasión que ni pintada para empezar a desgastar al PP y tratar de evitar que este partido pueda hacerse con el Gobierno de la Junta de Andalucía en las elecciones autonómicas que tendrán lugar allí en unos meses.

En todo esto sorprende el cinismo que manifiesta la UGT porque si los ayuntamientos andaluces están en quiebra, en buena medida se debe a que han inflado de forma desmesurada sus gastos a base de colocar en los mismos a correligionarios, simpatizantes, amigos y familiares del partido en el poder y su sindicato afín, mientras éste guardaba silencio ante todo lo que se estaba gestando y que ahora sale, por fin, a la superficie en forma de una quiebra de la que él es cómplice. Si ahora hay que sanear las cuentas municipales, lo lógico es que se empiece por recortar gastos y la mejor forma de hacerlo es prescindir de todo aquello que no es necesario, por ejemplo, todos los contratados laborales que entraron por su proximidad política o personal con los anteriores dirigentes municipales. Le guste o no al sindicato socialista, que no le gusta porque significa que muchos de los suyos se van a ver en el paro, esta es la única forma de arreglar las más que maltrechas finanzas de los ayuntamientos. ¿De qué otra forma, si no, piensa la UGT que se puede conseguir que las cuentas cuadren? ¿Subiendo los impuestos? En Andalucía, con una tasa de paro que ronda el 30%, eso es imposible por la simple y llana razón de que la gente no tiene dinero para pagar más tributos, ya que tampoco tiene trabajo. Descartada, entonces, esta vía, ¿qué queda? ¿Pedirle dinero a la Junta de Andalucía? Imposible, porque también está en quiebra. ¿Al Estado? Ni mucho menos. Éste ya no tiene capacidad para transferir más recursos si no es a costa de seguir endeudándose y no están las cosas en los mercados como para que el Gobierno de Zapatero siga disparando con pólvora del rey. Así es que le guste o no a la UGT, no hay más remedio que acabar de una vez por todas con esa lacra para las administraciones públicas que son los contratados laborales. Eso les pasa por creerse que lo del socialismo en ciertas regiones era como el franquismo en su momento, que iba a durar toda la vida y que, por tanto, ese empleo a dedo les iba a durar hasta el momento de la jubilación. Pues va a ser que no.

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