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cada día más caras y menos vistas

Las teles autonómicas baten mínimos de audicencia pese a que cuestan 5 millones al día

Aguirre y Cospedal luchan por privatizar los entes públicos, que proliferan en casi todas las regiones pese a sus bajos niveles de seguimiento.

El peso de las televisiones regionales en los presupuestos de las CCAA se ha incrementado de forma alarmante en los últimos años. En 2010 mantener los canales autonómicos le supuso a los gobiernos regionales un coste de 1.800 millones de euros o lo que es mismo, la friolera de 150 millones al mes.

Estos datos contrastan con los peores resultados de audiencia y publicidad de la historia. En concreto, la cuota de pantalla actual del conjunto de los canales regionales tan sólo suma el 9,9% del total, una pérdida sustanciosa si se tiene en cuenta que en 2005 poseían el 17,6%, según informa el diario Expansión.

Lo mismo ha ocurrido con la publicidad que cada año son menos atractivas para los inversores publicitarios. Hasta junio las autonómicas han ingresado por sus contratos 116 millones de euros, una caída del 21,9% sobre los 148,5 millones de que se registraron durante el mismo periodo el año pasado. Esta evolución deja la cuota de mercado de este conjunto de televisiones en el 9,6% frente a los 13,3% de hace 5 años.

Fue su actual presidenta, María Dolores de Cospedal, la que volvió a abrir el debate sobre la insostenibilidad de las cadenas regionales cuando el pasado septiembre propuso la privatización de la radio y la televisión públicas de Castilla-La Mancha, mediante un sistema de pública concurrencia. "Ahorraríamos hasta 50.000 millones de las antiguas pesetas entre esta legislatura y la siguiente" aseguraba la presidenta.

"Se trata de ahorrar, no de competir con las empresas privadas que bastante mal lo llevan en tiempos de crisis", expresaba a la vez que definía su idea como "valiente" y "algo absolutamente necesario", teniendo en cuenta, además, que la televisión y la radio de la región "se han convertido en un instrumento de propaganda" del Gobierno del PSOE y su presidente.

Con estas declaraciones, Cospedal respaldada así la propuesta de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, por privatizar Telemadrid. Una idea que suscitó el rechazo de un gran número de gobiernos autonómicos en 2007 pero que ahora se baraja como la opción más rentable.

El coste para el espectador

Como siempre, es el contribuyente el encargado de asumir el despilfarro de los políticos y los datos demuestran que en el caso de la señal autonómica lo hace incluso por una cuantía mayor que lo que supondría contratar un servicio de televisión de pago en España.

Según el IV Informe Económico sobre la Televisión Pública en España, elaborado por Deloitte, en 2009 mantener los canales regionales le costó a cada familia una media de 126 euros (10 euros/mes).

Desglosado por comunidades, se puede observar que es la televisión de las Islas Baleares la más cara del territorio nacional, mantenerla le cuesta a sus vecinos 233 euros anuales. La ETB también supone un desembolso importante para los habitantes del País Vasco que pagan al año 218 euros por su funcionamiento. A estas dos regiones le siguen Andalucía y Cataluña, con Canal Sur y TV3, como los canales más caros de España.

Millones en subvenciones

A pesar de la crisis y de la disminución de la demanda las televisiones de las comunidades autónomas recibieron subvenciones por valor de 814 millones de euros en 2009, un 11% más que el año anterior. Esta cuantía no fue capaz de sacar algún tipo de rendimiento económico a sus servicios. Es más, los canales autonómicos registraron pérdidas de 772 millones de euros ese año.

A pesar de esta situación, la deuda que atesora la totalidad de los canales se ha ido incrementando con los años hasta llegar a los 1.500 millones de euros en 2010. Lo más grave de estas cifras es que 1.150 millones corresponden a la televisión valenciana (Canal 9) que además registró uno de los resultados más desastrosos de audiencia ese periodo al anotar un 5,9 % en su ámbito de difusión.

Un escenario complicado para los futuros inversores privados que tendrán que levantar unos nefastos datos de audiencia y la salida de las empresas publicitarias y también sustituir el grifo de las subvenciones por una gestión eficiente.

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