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¿Somos esclavos del mercado?

La dictadura del mercado es la democracia de los intercambios pacíficos, voluntarios y mutuamente beneficiosos. La democracia del Estado es la dictadura de los intercambios violentos, coactivos y unilateralmente provechosos. Simbiosis versus parasitismo.

Gusy dijo el día 25 de Septiembre de 2011 a las 17:58:

Ruego a Albert_B que se ponga en contacto conmigo si sabe la forma de hacer máquinas que duren 25 años y que el ciudadanos medio pueda comprar.

Juntos podremos ayudar a que mucha gente mejore (incluidos nosotros).

Simplemente tenemos que publicitarlos para hacerlos "publicos" (no para hipnotizar a supuestos ciudadanos tontos). Y puede que necesitemos más dinero del que tenemos (que pediremos a ahorradores a cambio de un beneficio por arriesgar su patrimonio y adelantarnos los beneficios).

Bueno, todo eso si no va en contra de tu cosmovisión. Creo que no obligamos ni esclavizamos a nadie (aunque habrá colectivos que seguro nos tildarán de usurpadores, ladrones, explotadores, especuladores y muchas más lindezas. No te preocupes, hay gente que incluso piensa que el 15M tiene buenas intenciones o que darle con un látigo a tu pareja no es sexo sino amor).

¡¡Y que juzgue el mercado!! ¡¡Que los ciudadanos decidan!!

dragonto dijo el día 24 de Septiembre de 2011 a las 19:28:

Por cierto, si se exije la garantia de 25 años, y todos los paises lo hacen, ¡incluso las dictaduras!, muchos no podrían acceder a esos bienes, porque u preco se incrementaría.

La gente más pobre, en vez de poder acceder a lavadoras con garantía de 2, 3 o 5 años como ahora, tendría que lavar a mano, con lo que no tendría tiempo para dedicarle a un trabajo que le permitiese un mayor poder adquisitivo, y se empobrecería aún más.

Asimismo, tendrían que comprar cada día solo los alimentos que se pudieran comer ese día... etc.

Una solución que algunos se buscarían es fabricarse sus mismos electrodomésticos a partir de piezas genéricas, es dificil exigir una garantía de 25 años a la madera o al cobre, especialmente si se le somete a estres.

También se podría pagar a alguien para que se los hiciese a uno de forma privada, y por tanto como un servicio, no como un bién.

Al final muchos se asociarían para hacer eso a una mayo escala, y tendría fabricas que ofrecen el servicio sobre las materias que el consumidor acuerda le sean prestadas para construirle el bien, pero pagando el pro el servicio de construcción. Con lo que sería posible volver a acceder a bienes más baratos trabajando al rededor de la ley, porque asi lo piden los consumidores.

Ahora vendrá alguien pidiendo que se impongan precios baratos a lo que cuesta mucho fabricar, o que se imponga el ofrecimiento de garantías que los consumidores estarían encantados de intercambiar por un precio más bajo....

Algunos parece que estan decididos a que impere el comunismo y la dictadura a cualquier precio.

dragonto dijo el día 24 de Septiembre de 2011 a las 17:21:

Retablo,

Que la gente quiera más es bueno, siempre que lo consiga, como indica JRR, mejorando o creando riqueza, e intercambiandola en el mercado.

No es bueno cuando lo consigue quitándoselo al que trabajó para obtenerlo.

La riqueza no es finita, se crea cada vez que uno trabaja en algo para hacerlo más util, o cada vez que alguien resuelve algo que no estaba resuelto, o termina un producto más de los que había.

El sistema actual NO es el resultado de la accion espontanea del hombre. Ha estado intervenido casi todo el tiempo.

Las comunidades pequeñas de DiVara funcionan porque son asociaciones libres, y tambien, y más importante, porque tienen suficientes INTERESES COMUNES.

En una ciudad o una región, los intereses comunes se reducen a los de las personas que intercambian bienes o servicios, y a pequeños clubes... Porque las necesidades de alguien que atiende una gasolinera no son las mismas que las de un deportista, o un electricista, o un abogado. No se puede extrapolar el pequeño club de chapuzas en casa y guardería con el de miles o millones de individuos, que no puede existir.

Divara dijo el día 23 de Septiembre de 2011 a las 21:24:

PABLOCJ: sí, por supuesto. Cada uno es libre de hacer las cosas de manera conjunta o por separado. Sólo quería señalar que una organización conjunta es, por lo general, más barata. Claro que también tiene sus servidumbres, ya que te obligas a determinados compromisos para que la cosa funcione (pero te obligas tú, no un tercero).

Pero está claro que este tipo de organización conjunta sólo puede surgir de la libre voluntad de las personas, que también son libres de dejar de hacerlo cuando les venga en gana. Una imposición colectivista desde arriba sólo pueden quererla los que tienen mentalidad de siervos y no de hombres libres.

Un saludo

Retablo dijo el día 23 de Septiembre de 2011 a las 21:08:

berdonio, no pretendía hacer una apología del comunsimo, simplemente lo puse como ejemplo de lo que sucede cuando se impone a la fuerza un modelo de sociedad. Y lo hacía porque la sociedad que tenemos hoy en día no es más que el resultado de la acción humana espontanea.

Es decir,el capitalismo, a diferencia del comunismo y otros experimentos, no es un "sistema" prefabricado, basado en una ideología, sino el resultado de lo que todo el mundo ha hecho desde que el mundo es mundo, sin que nadie le obligara ni enseñara a actuar así.

Por lo tanto, como eso es lo que espontáneamente surge del ser humano, cualquier otro sistema que se pretenda sólo puede darse por imposición, y durará lo que dure; o sea, hasta que a alguien se le ocurra que desea tener precisamente aquello que el sistema impuesto prohibió y marginó. El ser humano siempre quiere más, no se conforma.

No es por los "especuladores", o los "capitalistas", que tenemos una economía cuyo dios es el crecimiento del PIB, porque todas las personas quieren más. Sólo que algunas hacen algo por lograr ese más, y otras se conforman con envidiar a las primeras.

Es algo que está lejos de ser maravilloso, muy lejos, pero es lo que quiere la gente, es lo que hace la gente. Y aunque ciertamente es posible intentar otros modos de funcionar, si nos ponemos a analizarlos con detalle veremos que al final se apoyan en lo mismo que todos. Y pongo el ejemplo de lo que cuenta Divara: aunque a pequeña escala la gente se puede organizar de maneras muy cooperativas, al final todos van a trabajar a grandes empresas, con coches hechos por grandes empresas, y que son el fruto de un sistema que no sería posible con la simple organización a pequeña escala.

A pequeña escala, las personas pueden organizarse relativamente bien, para algunas cosas. Pero cuando quieren ir más allá, tienen que acomodarse a una organización social que es de una escala que supera las capacidades inmediatas del individuo. Deja de ser la escala del "pŕojimo", y pasa a ser la del lejano. Y ahí ya, el suelo empieza a moverse bajo nuestros pìes...

berdonio dijo el día 23 de Septiembre de 2011 a las 20:23:

Divara:

Me parece que incurres en un típico error socialista: confundir la moral cálida del orden tribal con los principios que deben regir un orden extenso.

En tu pueblo la cosa funciona porque os vigiláis unos a otros mutuamente. Quiero decir que si surge algún jeta, casi inmediatamente será detectado y marginado. Pero ese tipo de control pierde todo sentido cuando hablamos de las relaciones características de grupos de más de unos pocos cientos de individuos: las interacciones son puntuales y los actores no se conocen entre sí ni se volverán a ver en la mayoría de las ocasiones. No se puede ir por ahí haciendo costosos favores, porque no te los devolverán. Es bien sencillo. Decir la hora o cómo se llega a una dirección es un favor que nadie niega, pero no puedes entregar mil euros a un desconocido confiando en que otro desconocido te los dará cuando tú los necesites. Pretender que el mundo funcione con arreglo a esos parámetros es muy insensato, porque no puede dar lugar a otra cosa que tremendas injusticias. A parte del evidente problema moral de menoscabo de libertad que supone imponer un sistema basado en “morales cálidas”, no ocasiona más que parasitismo, conflictos e injusticias.

Tu familia se escapa a la lógica del mercado y es bueno que así sea; tu círculo de amigos, también; puede que hasta tu comunidad de vecinos, pero no pretendas ir mucho más allá porque el desastre estará asegurado.

Por cierto, me atrevo a asegurar que los servicios comunitarios de tu pueblo son mucho más ineficientes y caros que los que obtendríais en el mercado. Tú misma aseguras que no te sale a cuenta arreglar el jardín, aunque a cambio ganas el agradecimiento del rumano que no dudará en devolverte el favor cuando pueda. Un desconocido generalmente no lo hará.

pablocj dijo el día 23 de Septiembre de 2011 a las 19:00:

@Divara

Pero son individualmente cada uno de los miembros de esa comunidad quienes deciden ,o no ,participar.
Si un miembro de esa comunidad decide que quiere ir al trabajo solo con su coche y 4 asientos libres, nadie le va a coaccionar ni se lo va a prohibir.
Sin embargo si dejamos que sea el estado el que medie en ese asunto, seguro que el que quiere comprarse sus propias herramientas para arreglar el jardín, no podría hacerlo y tendría que someterse a las reglas de la comunidad, aunque para nada afecte a la comunidad lo que haga ese individuo a título propio.

Herbert dijo el día 23 de Septiembre de 2011 a las 18:48:

Sr. Rallo, un artículo realmente memorable. Nada que decir, nada que objetar. Una verdadera joya.

Divara dijo el día 23 de Septiembre de 2011 a las 17:41:

Estoy muy de acuerdo con el artículo en cuanto a la división del trabajo y la teoría del consumidor-productor.

Sin embargo, creo que hay más parcelas que escapan a la lógica del mercado de las que se han señalado, y creo que es precisamente ahí donde tiene sentido el comentario de ALBERT sobre la 'cooperación desde abajo' (aunque el nombre no me gusta mucho, pero se entiende la idea).

Pondré el ejemplo del pueblo donde vivo, a 20 Km de la capital. Es un pueblo en el que vive mucha gente joven y hay muchísimos niños. Por ser un pueblo pequeño, hay un gran sentido de 'comunidad', que hace posible organizarse en cosas varias. Por ejemplo:

- entre varios amigos y vecinos, organizamos turnos en los que cada fin de semana 1 pareja se encarga de los hijos de todas las demás para que éstas puedan salir a cenar o de marcha.

- entre varios hemos comprado herramientas de jardinería caras: cortacésped, escaleras para subir a los tejados...

- puesto que casi todos trabajamos en Madrid o alrededores, nos juntamos de 5 en 5 para utilizar un solo coche (cada día de la semana le toca a uno). Así ahorramos combustible de manera considerable.

- el ayuntamiento ha organizado un 'banco del tiempo' donde cada intercambiamos servicios sin atender al criterio de mercado. Yo doy clase de inglés a una señora que me está enseñando a cocinar fenomenal, y de español a un rumano que a cambio me arregla el jardín. Las clases de idiomas serían probablemente más caras que la limpieza de un jardín pequeño, pero todos estamos contentos con el intercambio.

Llevamos funcionando así varios años, pero más aún desde la crisis. Ah, y no somos comunistas: mayoría absoluta del PP desde hace 20 años.

O sea, que depende de cómo te organices, sí que se puede ahorrar considerablemente en servicios como los que he mencionado.

berdonio dijo el día 23 de Septiembre de 2011 a las 15:18:

Retablo, el comunismo no tiene ningún sentido. El cálculo económico comunista es un imposible teórico: no puede optimizar recursos y mucho menos arbitrar lo necesario y sólo lo necesario porque no hay manera humana de saber a priori lo que valen las cosas y lo necesarias que son antes de que el mercado lo establezca. Es como si alguien se empeñara en planificar la evolución de las especies y racionalizara una cadena trófica óptima previendo el desarrollo futuro de los ecosistemas, sentenciando qué organismos sobreviven y cuáles se extinguen, o mejor, imponiendo un equilibrio ecológico eterno. Un atroz disparate. Pues eso es el comunismo. Es que parece que intentas decir que todo el problema del marxismo se reduce a que la naturaleza del hombre es libre y romántica, inaprensible al orden y la disciplina.