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Dexia escribe el primer capítulo de la gran crisis financiera europea

La entidad belga aprobó hace tres meses, con muy buena nota, los tests de estrés del BCE.

El banco franco-belga Dexia ha sido nacionalizado. Tal y como se preveía, su elevada exposición a la deuda pública de alto riesgo y su gran apalancamiento han terminado por socavar la solvencia de la entidad. Dada su situación, el cierre del mercado interbancario ha precipitado su rescate por parte de Francia, Bélgica y Luxemburgo. Estos tres gobiernos han decidido este fin de semana partir la entidad en tres partes, que serán nacionalizadas de facto.

Lo que más sorprende de la complicada situación que ha generado Dexia es que hace tan sólo tres meses superó, y con buena nota, los test de estrés del Banco Central Europeo. Estas pruebas de resistencia de las entidades bancarias europeas para conocer cómo afrontarían una situación de estrés gozaron de mucha credibilidad. De hecho el banco belga presentaba una buena situación y en el criterio de 'Core Tier 1' estaba incluso, en primer puesto.

Tras el fiasco de la pasada semana, el Estado belga tendrá que pagar 3.730 millones netos por el 100% del capital social de Dexia Banca Bélgica, y calcula que la nacionalización dure al menos cinco años. En una segunda fase, las regiones podrán entrar en el accionariado. La transacción correrá a cargo del banco público francés Caisse des Dépôts et Consignations (CDC), el mayor accionista de Dexia.

Por su parte, el grupo perderá igualmente su filial francesa, Dexia Municipal Agency (DMA), que será adquirida por el Estado francés para atender la financiación de las entidades locales por un importe que se sitúa entre 650 y 700 millones de euros. Mientras, la filial luxemburguesa podría ser vendida al fondo soberano de Qatar por unos 900 millones de euros, según los medios locales, pero sin sus activos tóxicos.

Nacionalización y ‘banco malo’

Y es que, Francia, Bélgica y Luxemburgo crearán un gran banco malo que acumulará activos tóxicos (incobrables o de alto riesgo) por un valor próximo a los 90.000 millones de euros, garantizados por los Estados belga (60,5%), francés (36,5%) y luxemburgués (3%) durante un período de 10 años. De este modo, a Bélgica le corresponderá garantizar unos 54.000 millones de euros, en torno al 15% de su PIB, a Francia 32.850 millones y a Luxemburgo 3.150 millones. El valor contable del 'banco malo' asciende a un total 180.000 millones de euros.

Pese a ello, el Gobierno belga asegura que dichas garantías son "más bajas que las de 2008", cuando Dexia fue rescatada por primera vez. Hace ahora tres años, Francia y Bélgica evitaron su quiebra inyectando cerca de 6.000 millones en su capital, otros 58.000 millones en préstamos de la Reserva Federal de EEUU (FED) y 150.000 millones en avales públicos (de los que se emplearon 96.000 millones). De este modo, el primer rescate ascendió a cerca de 150.000 millones de euros entre capital, avales y préstamos.

Bélgica afirma ahora que la adquisición de la filial belga no debería aumentar en más del 1% del PIB su nivel de deuda pública, de manera que ésta pasaría del 97% al 98%. "Nos quedaremos por debajo del 100 % de endeudamiento".

Rebaja del rating a Francia y Bélgica

Sin embargo, esta intervención amenaza con degradar la calidad crediticia (rating) de Bélgica (Aa1) e incluso de Francia (triple A). La razón estriba en el enorme tamaño de la entidad. Dexia posee casi 520.000 millones de euros en activos, situándose así entre las 25 entidades más grandes de Europa. Esta cuantía equivale a más del 150% del PIB belga y cerca del 30% francés.

Además, cuenta con una ratio de apalancamiento de 74,5, es decir, su deuda multiplica por casi 75 sus fondos propios (capital). Por poner un ejemplo, el gigante financiero de EEUU Lehman Brothers contaba con un apalancamiento de 31 poco antes de su colapso.

Según datos oficiales posee unos 21.000 millones de euros en bonos periféricos (Grecia, Italia, Portugal, España e Irlanda). Su elevada exposición a activos de alto riesgo y su enorme apalancamiento convirtieron a Dexia en uno de bancos menos líquidos de la zona euro, junto con las grandes entidades galas, tal y como avanzó Libre Mercado.

Los efectos de la nacionalización ya se empiezan a notar. El pasado viernes, la agencia de calificación Moody's situó el rating de Bélgica en perspectiva negativa, lo cual avanza una más que probable rebaja crediticia. Y ello, debido a la crisis de deuda soberana que sufre la zona euro y al impacto potencial que tendrá este rescate en sus cuentas públicas. No es la única. Standard & Poor's también advirtió sobre la posible degradación de Bélgica.

El problema es que Francia también acumula una deuda pública superior al 90% del PIB y, previsiblemente, se verá obligado a nacionalizar algunos de sus grandes bancos (dos o tres), entre ellos, BNP Paribas, Société Générale o Credit Agricole. Las principales entidades francesas acumulan cerca de medio billón de euros en deuda pública y privada de los países periféricos. Estas tres entidades poseen activos por un valor total del 250% del PIB de Francia.

Como resultado, los bancos franceses llevan siendo duramente castigados por el mercado en los últimos meses: sus acciones se desploman en Bolsa mientras que su riesgo de impago no para de crecer. Así pues, si Francia acude al rescate de su banca perderá su riple A, una nota que, de hecho, ya estaba bajo presión tras la degradación crediticia de EEUU el pasado verano.

Nuevos rescates bancarios

Ni Francia ni Bélgica descartan por el momento más rescates financieros. París trabaja desde hace semanas en un plan para nacionalizar dos o tres grandes bancos; por su parte, el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, reconoce que el Estado "no excluye" la posibilidad de tener que rescatar a otras entidades belgas tras Dexia.

No en vano, los gobiernos de Francia y Alemania han acordado este fin de semana un nuevo plan para recapitalizar la banca europea debido al impacto que está generando en sus balances la crisis de deuda pública. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el coste de este rescate europeo oscila entre los 100.000 y 200.000 millones de euros. Por su parte, Goldman Sachs considera que la crisis podría tumbar hasta 27 grandes bancos. Por poner un ejemplo, tan sólo la semana pasada Moddy's rebajó el rating a 21 bancos europeos (12 británicos y 9 portugueses).

Por el momento, el mercado ya ha sentenciado al sector tras el cierre del interbancario. Los bancos no se prestan dinero entre sí, provocando una crisis de liquidez similar a la de 2008, cuando quebró Lehman. Basta con observar la evolución de fondos depositados por la banca europea en el BCE y la FED en los últimos meses, alcanzando los 1,3 billones de dólares, casi el doble que tras la quiebra de Lehman, síntoma inequívoco de las dudas sobre la solvencia de grandes entidades continentales.

El fiasco del segundo stress test

Todo ello demuestra, una vez más, el gran fiasco que ha cosechado las pruebas de solvencia (stress test) a los grandes bancos europeos realizados el pasado julio por los reguladores. Dexia aprobó entonces con muy buena nota dichas pruebas, y ahora ha sido nacionalizada. Tan sólo suspendieron siete entidades (cinco de ellas españolas).

Por último, el consejero delegado de Dexia, Pierre Mariani, exasesor del presidente francés Nicolas Sarkozy, ha cobrado casi dos millones de euros en bonus en 2009 y 2010, pese a que la entidad fue rescatada en 2008 y ahora vuelve a precisar de apoyo público. Mariani anunció que se rebajaría el bonus anual, pero una reciente inspección ha descubierto el engaño.

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