José Ramón Bauzá sigue poniendo orden en la administración balear. Pese a que "nadie se podía imaginar" el agujero, lo cierto es que gracias al bisturí empiezan a ver las cuentas claras, aunque no sean buenas. En los círculos políticos ya le llaman Bauzá manos-tijeras por su ambicioso plan de recuperación económica.
Este lunes, en el Foro ABC, el presidente de las Islas volvió a poner encima de la mesa la realidad de lo que supuso la anterior etapa para las arcas: el Gobierno autonómico tendrá que pagar en 2012 dos millones de euros diariamente a los bancos en concepto de amortizaciones de préstamos con las entidades financieras. Supondrá un desembolso total de 700 millones.
Ese dinero saldrá de los Presupuestos, lo que los condicionará "decisivamente". Sin embargo, es optimista, ya que considera que cumpliendo con la premisa de "no gastar lo que no se tiene" se puede salir adelante. El anterior Ejecutivo, el de Francesc Antich, "gastaba y gastaba" con un "endeudamiento sin límite", y ello es lo que está tratando de cambiar.
El camino a seguir: "Reformas estructurales que permitan pasar de una economía ampliamente subvencionada y dependiente a una economía dinámica y estimulada que asegure el crecimiento", de manera que se puedan "mantener las políticas educativas, sanitarias y sociales", informa EFE.
"No es un capricho anunciar que no van a contratar a más interinos, que no se renovarán los contratos laborales, la desaparición de los 89 liberados sindicales o la eliminación de la subvención a los sindicatos y patronales", pero se trata de de un ADN "austero" en tiempo de crisis.
En este sentido, Bauzá hizo un resumen de situación y recordó que el déficit público de la comunidad autónoma ronda los 1.100 millones de euros, un 4 por ciento del PIB, y el endeudamiento se sitúa en el 17 por ciento, por lo que es necesario "ajustar los gastos a los ingresos" y hacer políticas que permitan a la "iniciativa privada volver a ser motor de cambio y crecimiento".
Todo porque uno de los compromisos a corto plazo es no superar el objetivo de déficit marcado por el Gobierno central, y que se sitúa en el 1,3 por ciento. Y eso que, casi paralelamente, Mariano Rajoy admitía en una entrevista radiofónica que iba a ser muy difícil que algunas comunidades lo vayan a considerar.