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Los socios de Berlusconi amenazan con romper el Gobierno

El primer ministro italiano se debate entre la presión de la UE para que presente nuevos recortes y la negativa de la Liga Norte a aprobarlos.

Silvio Berlusconi se encuentra entre la espada de Bruselas y la pared de la Liga Norte. El tiempo de Il Cavaliere al frente del Gobierno italiano podría estar tocando a su fin de forma anticipada.

Por un lando, la crisis de deuda a la que se enfrenta su país le obliga a tomar decisiones difíciles en forma de recortes. Los socios de la UE (especialmente Angela Merkel) no consentirán en que la Cumbre de mañana acabe sin nuevos compromisos por parte de Roma para reducir la deuda pública. El problema es que los socios de Berlusconi no están dispuestos a aprobar medidas impopulares. Las encuestas hablan de una pérdida de apoyo de todos los partidos del Ejecutivo italiano y tocar las pensiones, como ha pedido el primer ministro, podría suponer el acta de defunción de las formaciones que lo apoyen.

Desacuerdos internos

El líder del federalista partido italiano Liga Norte (LN), Umberto Bossi, socio de gobierno de Silvio Berlusconi, reconoció este lunes que el Ejecutivo de Italia corre el riesgo de caer, ante el desacuerdo interno sobre la reforma de las pensiones que presenta a la cumbre europea de mañana.

A su llegada a la Cámara de los Diputados italiana, Bossi respondió con un "por supuesto" a la pregunta de los periodistas sobre si Italia corre el riesgo de tener una crisis de Gobierno después de que ayer el Consejo de Ministros extraordinario terminara sin que se aprobara ninguna de las reformas económicas exigidas por la Unión Europea (UE) a Berlusconi.

"Esta vez la situación es muy peligrosa", comentó Bossi, quien además descartó la posibilidad de que se pueda llegar a crear un Ejecutivo de transición, pues considera que, en el caso de que el actual Gobierno caiga, no queda otra salida que las elecciones.

Útimo intento

Berlusconi ha convocado este martes una nueva reunión en su residencia romana con representantes de su partido y de la Liga Norte para intentar alcanzar un acuerdo sobre el retraso de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años que pretende llevar a la cumbre europea mañana.

Según el diario La Repubblica, el primer ministro le ha explicado a Bossi que esta vez no se puede presentar ante sus socios comunitarios sin reformas y que o lleva algo concreto a Bruselas o todos en el Gobierno "se van a casa". "Puedo negociar, pero hasta los 67 años no puedo llegar. No puedo tocar las pensiones que están en su sitio y llevarlas hasta los 67 años para agradar a los alemanes", comentó Bossi, quien dijo que no tiene previsto reunirse con Berlusconi en las próximas horas y solo pretende esperar a ver qué propuestas le hacen.

"En Alemania se jubilan a los 67 años, pero tienen un sistema de pensiones descabellado. Nosotros, sin embargo, tenemos un sistema que es mejor que el francés y el alemán", agregó el político quien apuntó a "un italiano" como artífice de la carta que el Banco Central Europeo (BCE) envió el pasado verano a su Gobierno exigiendo ajustes económicos a cambio de comprar su deuda.

El titular de Infraestructuras y Transportes, Altero Matteoli, explicó hoy a los periodistas que para este martes no hay previsto ningún otro Consejo de Ministros, por lo que, dijo, si se llega a un acuerdo, Berlusconi acudirá mañana a la cumbre para ilustrar las medidas, aunque sin una aprobación efectiva de las mismas.

Decreto para el desarrollo

Además de la reforma de las pensiones, sobre la mesa del Gobierno se encuentra también un borrador del llamado "decreto para el desarrollo" para propiciar el crecimiento económico del país, con medidas de tipo fiscal y de incentivos a la contratación de los más jóvenes, según informa Efe.

El presidente de la República, Giorgio Napolitano, divulgó un comunicado en el que se refiere a las declaraciones hechas ayer por Berlusconi en una nota oficial sobre las "lecciones" que no le pueden dar sus socios comunitarios, tras recibir el pasado domingo un toque de atención por parte de la canciller alemana, Ángela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy. "Nadie amenaza la independencia de nuestro país o está en disposición de avanzar pretensiones de comisario. Pero desde hace 60 años hemos elegido aceptar limitaciones a nuestra soberanía, en condiciones de igualdad con los demás Estados", comenta Napolitano en el texto.

"Estamos, hoy más que nunca, en el mismo barco en un mar revuelto. Cada país tiene que hacer su parte y tenemos que garantizarnos recíprocamente la indispensable solidaridad. Para Italia es el momento de definir -en materia de desarrollo y de reformas estructurales- las 'nuevas decisiones de gran importancia' anunciadas ayer en la declaración oficial" de Berlusconi, concluye.

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