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José T. Raga

Al corazón de Europa

Estuvimos en el nacimiento del Euro y ahora estamos a un paso de tener que abandonarlo. Nos iba a llevar al corazón de Europa y nos ha dejado en el vertedero de lo desechable.

Grabada quedó en los españoles de buena voluntad aquella manifestación insultante del presidente del Gobierno, con la que pretendía sintetizar su programa de gobierno. Su compromiso de llevar a España al corazón de Europa –cuando allí estábamos por méritos propios–, quedaría incumplido, como incumplidas quedaron tantas promesas realizadas en sus dos mandatos. Aquel mismo día se iniciaba un período de casi ocho años de desgobierno, de dilapidación del patrimonio acumulado, de confrontación, de demolición del estado de Derecho; en suma, empobrecimiento de la población, tasas de desempleo nunca antes alcanzadas y quiebra del estado de bienestar.

De la tan criticada foto de las Azores hemos pasado a un presidente humillado, cuando no ignorado, que ni siquiera se hace presente en los contextos internacionales para no mostrar la imagen más vergonzante de una Nación, en otros momentos incluida en los más restringidos círculos del liderazgo político mundial. Frente al rechazo a aquella foto, España, con el señor Zapatero, ha intervenido en guerras, conflictos y escaramuzas, donde quiera que se han producido, sólo para obedecer a quienes nos mandaban, sin ocasión siquiera de exponer nuestra propia opinión.

La última muestra de un país insignificante y de un presidente de extrema debilidad, al que se puede tratar o ningunear sin consideración alguna, tuvo lugar anteayer, miércoles veintiséis de octubre, en Bruselas. Es decir, en el corazón de Europa. Su imagen no pasaba de ser la de un ser indefenso, acogotado y aturdido por el decir y hacer de sus homólogos –éstos sobrados de fortaleza– ante quienes no osaba, no acertaba y no sabía que decir, para que España no saliera perjudicada de tal comparecencia.

Nunca fue capaz de nada positivo. La historia le recordará por sus argucias para el mal, para sembrar la discordia, para enfrentar a los españoles, para arruinar a un país que recibió floreciente. Pero además, para dejar un país que ha pasado de ser ejemplo y admiración en el exterior, por lo conocido como milagro español, a un país que implora clemencia y solicita ayuda y trato favorable, aplicables a los disminuidos.

El miércoles España fue vejada en Bruselas, ante un presidente incapaz de dejarse escuchar y, más aún, impotente para convencer con argumentos convincentes, que hubieran podido dejar a la Nación en el lugar que le corresponde. El daño producido el pasado miércoles, exigirá tiempo para remediarlo. El Estado español ha quedado como insolvente ante el mundo, con una deuda quebrada en su valor, por lo que habrá que pensarse muy bien a la hora de concederle un nuevo crédito. No es solvente, pero, además, no es creíble. ZP ha zapaterizado a España, y esto sí que es una pésima herencia. De Aznar recibió la mejor y deja la peor a quien le suceda. Estuvimos en el nacimiento del Euro y ahora estamos a un paso de tener que abandonarlo.

Nos iba a llevar al corazón de Europa y nos ha dejado en el vertedero de lo desechable.

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