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Guillermo Dupuy

La borrachera griega continúa

Al ver que la alternativa era no tener alcohol en absoluto, el "borracho" de Papandreu III se ha conformado con el que franceses y alemanes le ofrecen.

Cuando me enteré de que el demagogo de Papandreu III iba a someter a referéndum el plan de ajuste por el que se le va a otorgar una nueva línea de crédito barato valorado en 130.000 millones de euros y a condonar el 50% de la deuda ya contraída con acreedores privados, pensé que podría tratarse de una espléndida noticia, siempre y cuando la UE, es decir, Francia y Alemania, no se achantaran ante el farol y, por el contrario, se mostraran dispuestos a retirar todo "plan de rescate" mientras el ya acordado no lo aprobara el pueblo griego. Al dar por descontado un voto negativo al mismo, pensé aquello de que "no hay mal que por bien no venga", y que, por duro que fuese para los acreedores admitir de una vez que habían perdido el 100% de lo ya prestado, más valía no seguir entregando dinero a Grecia y no seguir sosteniendo la ficción según la cual esta iba a ser la forma de conseguir que una clase gobernante tan adicta al endeudamiento como la griega se fuese a ajustar a su realidad financiera y a devolver más adelante todo lo prestado.

Mi temor, así como la esperanza de Papandreu al anunciar el referéndum, era que los gobiernos de Francia y Alemania, por el miedo al supuesto "cataclismo" que iba a suponer la "expulsión" de Grecia del euro y declararla en suspensión de pagos, se aviniesen a negociar otro "plan de rescate" más favorable para la "deudocracia" griega. Lo malo es que, ante la inesperada firmeza francoalemana, Papandreu ha retirado su farol. Y lo ha hecho únicamente porque, de mantenerlo, el Estado Griego pasaría a vivir únicamente de los impuestos de los griegos, cosa que ni él ni ningún adicto al endeudamiento como él iba a tolerar. El "alcohólico" de Papandreu quería sin duda más alcohol, pero al ver que la alternativa era no tener alcohol en absoluto, se ha conformado con el que franceses y alemanes le ofrecen. Lo asombroso es que estos últimos sigan pensando que esta es la forma de tratar la resaca y el problema de alcoholismo de la clase gobernante griega.

No tengo la menor duda de que este nuevo "plan de rescate", por duros que sean los ajustes que conlleva, solo servirá, al igual que los anteriores, para que los griegos sigan viviendo a costa de los demás. No servirá para reducir su endeudamiento sino para acrecentarlo. Esperemos que después de éste no haya más "planes de rescate" a Grecia, y si los hay, que al menos los sometan a referéndum entre quienes lo sufragan.

Decía Bastiat que el estado es "la gran ficción por la que todos creen poder vivir a costa de todos los demás". Hace tiempo que los gobernantes griegos piensan lo mismo también del euro.

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