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Emilio J. González

La didáctica de Rajoy

Rajoy va a tener que hacer un ejercicio didáctico constante para explicar sus medidas, con el fin de desactivar, en la medida de lo posible, la resistencia que van a presentar los sindicatos y la izquierda política.

Rajoy tiene toda la razón del mundo con su ‘obsesión’ por reducir cuanto antes el déficit público, pero aunque tiene a su favor que ha ganado las elecciones generales con éste mensaje y que buena parte de la población comprende esta necesidad a la perfección, va a tener que hacer un ejercicio didáctico constante para explicar sus medidas, con el fin de desactivar, en la medida de lo posible, la resistencia que van a presentar los sindicatos y la izquierda política a las mismas porque, en última instancia, va a suponer que se desmonte buena parte del sistema socialista que lleva décadas instaurado en nuestro país.

El nuevo presidente del Gobierno, por ejemplo, debería explicar que la única forma de sostener el Estado del bienestar es eliminando todas aquellas partidas de ayudas, subsidios y subvenciones que no tienen nada que ver con la protección social. Me refiero a las ayudas al cine, a la mal llamada ayuda al desarrollo, a las subvenciones a todo tipo de asociaciones políticas, económicas, sociales y culturales, etc. Debería explicar también que si queremos una educación y una sanidad de calidad, las administraciones públicas no pueden seguir malgastando el dinero en otras cosas. O que si queremos salir de la crisis, es necesario eliminar cuanto antes el déficit público para que el dinero que absorbe pase a financiar al sector privado a tipos de interés razonables, porque la reducción del déficit supone también la de la prima de riesgo para toda la economía española, no sólo para el sector público. O que para poder bajar los impuestos y relanzar la economía es necesario que el sector público, en todos los niveles, deje de derrochar el dinero. Los ciudadanos seguro que lo van a entender a la perfección y así Rajoy podrá desmontar en buena medida la oposición en la calle a este tipo de medidas que ya preparan una izquierda política y unos sindicatos que siguen sin entender que el socialismo ya no da más de sí, que nos ha llevado a la ruina como país y que la única forma de salir de esta situación es desmantelándolo por completo.

Rajoy tampoco puede esperar mucho tiempo para empezar a tomar decisiones. La Unión Europea y los mercados comprenden que todavía no es presidente y que, por ello, necesita un cierto margen, sobre todo para conocer la herencia real que le va a dejar el zapaterismo. Aun así, en su primer Consejo de Ministros del próximo 23 de diciembre, Rajoy ya puede aprobar un primer recorte del gasto, con independencia de lo que después encuentre su Gobierno en los cajones y debajo de las alfombras. Basta con señalar una cantidad y a qué partidas afectará y eso ya lo puede preparar su equipo del partido, si no lo ha hecho ya, lo mismo que el texto de la nueva Ley de Estabilidad Presupuestaria. Actuar de esta forma sería la mejor manera de demostrar la seriedad de su compromiso con el saneamiento de las cuentas públicas, que es lo que le piden la UE, los mercados, las empresas españolas y todos los ciudadanos que entienden que, para salir de esta, no hay más remedio que someter al sector público a una cura drástica e intensiva de adelgazamiento.

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