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EDITORIAL

Sólo un examen parcial

La subasta era el primer examen al que se presentaba Mariano Rajoy y podríamos decir que lo ha aprobado. Pero la acción del Gobierno no puede verse condicionada por la evolución diaria de la prima de riesgo o por el resultado de cada emisión del Tesoro.

La subasta de este jueves ha sido una buena noticia para una economía española que no está demasiado acostumbrada a ellas en los últimos años. El Tesoro ha logrado colocar casi 10.000 millones, el doble de lo previsto, a un tipo de interés sensiblemente inferior al de emisiones anteriores. Además, la prima de riesgo, aunque sigue en niveles muy elevados, mantiene una clara tendencia descendente que le ha llevado a cerrar hoy en el entorno de los 330 puntos.

El Gobierno ha celebrado rápidamente este éxito y lo ha atribuido a la confianza que ha generado en los mercados el drástico plan de ajuste de Mariano Rajoy, que incluye la fuerte subida de impuestos de la que tanto se ha hablado en las últimas semanas. Poco después, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, se sumaba a esa tesis insinuando que el resultado de la emisión tenía mucho que ver con las medidas de consolidación fiscal emprendidas por España.

Hay muchos factores que explican lo ocurrido este jueves. El propio Draghi no es extraño a ellos, puesto que la inyección de liquidez de la autoridad monetaria europea ha permitido a los bancos financiarse a un bajísimo tipo de interés y muchos de ellos están utilizando estos fondos para comprar deuda pública, ganando así un precioso margen. En Italia, las últimas emisiones también han sido un éxito.

Sin embargo, ser conscientes de todo esto no evita que haya que reconocer que la llegada de Mariano Rajoy al Gobierno transmite más seguridad a los mercados sobre las cuentas del Estado que la que podía haber mientras era José Luis Rodríguez Zapatero el que ocupaba La Moncloa. En Libertad Digital hemos dejado clara nuestra postura contraria al plan de ajuste del nuevo Ejecutivo, por cuanto creemos que la enorme subida de impuestos no sólo era evitable, sino que complicará la salida de la actual crisis. Pero esta discrepancia no debe ocultar una realidad: desde hace tres semanas España es más fiable y existen menos dudas sobre su capacidad para hacer frente a sus obligaciones.

Rajoy tenía muchas opciones para cerrar el agujero presupuestario. Eligió la menos difícil desde un punto de vista político. En vez de reducir el gasto con la intensidad necesaria, se decantó por unir los recortes con una subida de impuestos que ha dejado descolocado a su propio electorado. Sin embargo, en el lado positivo hay que reconocerle al nuevo Gobierno que ha demostrado su compromiso con la reducción del déficit desde el primer momento.

La subasta era el primer examen al que se presentaba Mariano Rajoy y podríamos decir que lo ha aprobado. Pero ésta era sólo una prueba parcial. La acción del Gobierno no puede verse condicionada por la evolución diaria de la prima de riesgo o por el resultado de cada emisión del Tesoro. Por eso, sería un error que el presidente echara las campanas al vuelo; en los próximos cuatro años le quedan por superar obstáculos mucho más complicados.

En Libre Mercado

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