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José García Domínguez

Carta a la Reina

Permítame recordarle que si se tratara de empresas de auditoría sus capitostes estarían en la cárcel. Pero no lo son. Y es que nadie, ¡ay!, pensó en lo impensable a la hora de redactar el Código Penal.

Ya legendaria, la pregunta que la reina Isabel II formuló en su visita a la London School of Economics (“¿Por qué ninguno de ustedes supo predecir esta horrorosa crisis?”) tiene una respuesta bastante simple. Entre otras razones, porque nadie, majestad, podía imaginar que los chicos listos de Standard & Poor´s estuviesen cebando con basura subprime los balances de la banca europea. Esos balances que después procedería remendar con el dinero de los contribuyentes, forzando por el camino la quiebra de los mismos Estados. Sepa, señora, que hasta el instante en que hizo eclosión el pufo hipotecario, más del ochenta por ciento de toda esa escoria recibió la bendición de las tres hermanas.

Así, Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s premiaron con su nota  máxima –la tripe A– a las bombas fétidas de efecto retardado que luego desencadenarían el desastre. Aunque no vaya a pensar que lo hicieron gratis et amore. Repare, excelencia, en que su negocio consistía en cobrar un porcentaje a los propios emisores de los “activos” a cambio de avalar el tocomocho con su sabio dictamen. Razón última acaso del siguiente aserto incluido en el informe oficial del Congreso de los Estados Unidos sobre la Gran Recesión: “Esta crisis no podría haber ocurrido sin las agencias”. En efecto, alteza, las zorras vigilando el corral de las gallinas.  

Al respecto, permítame recordarle que si se tratara de empresas de auditoría sus capitostes estarían en la cárcel. Pero no lo son. Y es que nadie, ¡ay!, pensó en lo impensable a la hora de redactar el Código Penal. De ahí que, en lugar de morar entre rejas, se dediquen a impartir lecciones de moralina macroeconómica a los países que arruinaron. Vuelven a la carga, pues, con sus malditas profecías autocumplidas. El déjà vu de siempre: la rebaja del rating de la Europa del sur encarecerá la deuda soberana, sobrecoste inducido que ayudará a apretar otro poco la soga fiscal de la que penden nuestros cuellos. Por lo demás, si hasta el mismísimo Diablo pronuncia de vez en cuando la verdad, ¿por qué no lo habría de hacer también Standard & Poor´s? Que su envidiable reino, majestad, únicamente cuenta con una probabilidad de impago del 0,000005%, presumen esas sabandijas. ¡Ah, el cañón Berta!            
 

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