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Gastos extra, cuotas…

Comisiones: trucos para evitar a este ladrón de rentabilidad

Durante los últimos años, las comisiones bancarias han ido subiendo sin contemplación, multiplicando nueve veces el IPC.

Comisiones: una de las palabras más odiadas por el pequeño ahorrador. Gastos, cuotas o porcentajes que van mermando nuestros beneficios, pero que a su vez son la principal fuente de ingresos de las entidades bancarias. Durante los últimos años, las comisiones bancarias han ido subiendo sin contemplación, multiplicando nueve veces el IPC.

Un estudio de iAhorro.com cifró en más de 900 euros la diferencia entre elegir una cuenta sin comisiones o una con este incómodo invitado. Aunque son cantidades pequeñas vistas individualmente, juntas suponen un importante gasto para nuestro bolsillo y un importante descuento de los pequeños beneficios que vamos consiguiendo con la contratación de otros productos de ahorro bancario como las cuentas nómina o los depósitos bancarios.

Resulta difícil evitarlas, pero no imposible. Hay que tener en cuenta que son su principal beneficio, por lo que deberemos asumirlas en algún momento de nuestra trayectoria como clientes de una entidad bancaria. Pero hay algunas claves para sortearlas o al menos conseguir reducirlas de manera importante. Os explicamos algunos aspectos que debemos de tener en cuenta.

1. Para elegir un producto bancario de ahorro lo mejor es utilizar antes un comparador de productos bancarios. No sólo es una opción mucho más práctica que ir visitando entidad por entidad, o buscando información en los medios, sino que además nos ofrecerán aquellos productos que más nos interesan, y analizar, en el mismo momento, sus características, conociendo la posibilidad de eludir comisiones en uno y otro. Hay comparadores que te buscan las mejores cuentas sin comisiones del mercado.

2. Las entidades con los productos bancarios con menos comisiones son las entidades online. Esta interesante característica que presentan los bancos online ha permitido fidelizar a muchos clientes, librándose una batalla entre entidades tradicionales y las que operan en la red. Los usuarios, ajenos a esta lucha, disfrutan de una mayor comodidad de uso de sus servicios habituales de banca, evitando desplazamiento y comprobando sus movimientos de manera instantánea y, cómo no, con menos costes.

3. En el momento de contratar el producto no debemos obviar un paso indispensable como en cualquier otro servicio de banca: leer bien el contrato. A la entidad puede habérsele escapado detallarnos algunos aspectos sobre comisiones y costes de algunos servicios, de los que luego el usuario si es consciente cuando le llega el correspondiente reflejo en su cuenta corriente.

Por eso, para adelantarnos, lo mejor es pararse a leer detenidamente aspectos como comisiones por transferencias, ingresos de cheques y otros servicios que podamos realizar en una cuenta nómina, el coste de nuestras tarjetas de crédito (muchas de ellas sólo gratuitas durante un tiempo promocional, para luego pasar a un coste anual que supera con creces las expectativas que nos habíamos hecho con el producto), y posibles rebajas de intereses en una cuenta remunerada.

Conclusión

Estos aspectos, sencillos a primera vista, parecen escapar a nuestra atención cuando nos dejamos llevar por promociones embaucadoras y casi irresistibles. Descendamos a la tierra y pensemos que las entidades también tienen que hacer negocio, pero que sea con el dinero que depositamos, no a costa de freírnos a comisiones.

Pinchar en la tabla para ver las mejores cuentas sin comisiones

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