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Rajoy: "La reforma quita poder a los sindicatos, gobernamos para la gente"

El PSOE e IU atacaron al Gobierno por la reforma laboral. No así CiU y PNV. Gaspar Llamazares llegó, incluso, a sacar Irak como amenaza.

La reforma laboral fue este miércoles motivo de confrontación en la sesión de control al Gobierno en el Congreso. El primero en tomar la palabra fue el presidente Mariano Rajoy, para responder a Alfredo Pérez Rubalcaba. Y lo hacía para volver a hacer su crudo diagnóstico: "Las medidas no van a tener efecto en el corto plazo", lo que provocará un aumento del número de parados los próximos meses. El objetivo es "crecer en el futuro de manera estable".

Sus palabras no convencieron al líder socialista, que fue muy duro en su réplica: "Han convertido -la reforma laboral- en un monumento a la precariedad". Más aún, según Rubalcaba, la letra de la nueva norma bien podría ser "o aceptas la bajada de salarios o ahí tienes la puerta". "Esa no puede ser la fórmula para crear empleo en España", finalizó.

A su entender, el Gobierno "ha roto todos los equilibrios" que durante muchos años se habían construido en el sistema de relaciones laborales "por la vía de dar todos los poderes omnímodos al empresario". "Usted ha creado un nuevo concepto, que es la flexi-inseguridad", ha exclamado, para agregar que la inseguridad en este momento "es lo peor para la creación de empleo y el crecimiento económico".

Por su parte, Rajoy insistió en poner encima de la mesa el paquete de reformas que se han ido tomando en los primeros cincuenta días de Gobierno, para echar mano de la ironía al afirmar: "Entiendo que no le guste la reforma, pero la situación anterior no nos llevaba a ninguna parte" a tenor del número de desempleados, el doble de la UE. La opción era "o no hacer nada, o hacer reformas laborales como la que hicieron ustedes", añadió.

Para el jefe del Ejecutivo, la laboral es una norma que ayuda a los desempleados y quita "poder" a empresarios y sindicatos. "Y es verdad que aquí van a perder muchas posibilidades o mucho poder, si quiere usted, tanto las organizaciones empresariales como las sindicales, pero es que nosotros tenemos que gobernar para la gente y los trabajadores", concluyó.

Con Soraya Sáenz de Santamaría pasó exactamente lo mismo, dejando entrever la estrategia del PSOE. Izquierda Unida se sumó rápido al ataque, disparando sus dardos contra la titular del ramo, Fátima Báñez. Gaspar Llamazares llamó a la reforma del "decreto del estado de excepción laboral en nuestro país" y dijo que era "ilegítima" porque no la llevaba el PP en su programa electoral. "No se consultó con los sindicatos y no nos dijo nada en la comisión. Nos ha mentido a todos o le han impuesto este decreto de estado de excepción", le espetó a la ministra de Empleo.

La ministra defendió que este Gobierno "siempre dice la verdad y afronta con seriedad los problemas de los ciudadanos. Cinco millones de parados son nuestra responsabilidad, nuestra preocupación y nuestra ocupación", dijo. "Es tiempo de responsabilidad, el tiempo de todos, presente soluciones, déjense de movilizaciones, que ni crean futuro ni puestos de trabajo".

Aún más furibundo y gesticulando, Llamazares dijo que la reforma se la han impuesto "De Guindos y los mercados" y que ha convertido el "estatuto de los trabajadores en el estatuto de los empresarios, la ley del más fuerte". La calificó asimismo como "expolio del salario y del despido" y exigió al gobierno que la retirase bajo amenazas. "O retiran este decreto como en Irak o habrá conflicto social".

Seguidamente, Báñez respondió a la pregunta de la socialista Pilar Lucio, que acusó al Gobierno de promover el despido libre. "Ustedes han dejado a España sin oportunidades, sin futuro, sin ilusión. Se ha despedido en este país con gobiernos socialistas como nunca", respondió Báñez mientras los socialistas armaban jaleo en su bancada.

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