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Un 2012 de hipotecas caras y depósitos rentables

Se podría decir que es el titular que resumirá la actividad inmobiliaria en este país.

Aún me acuerdo, ya que no hace falta ser muy mayor, de cuando los ahorradores optaban por la opción de adquirir una segunda vivienda como medio de invertir sus ahorros, ya que en teoría los tipos de interés eran baratos (ahora lo son más). Además, la frase de "la vivienda nunca baja" estaba en boca de todos los ciudadanos.

Ahora, la vivienda ha pasado de ser un vehículo de ahorro a largo plazo de muchas familias, a ser un problema de liquidez a corto plazo. Tras la publicación de los datos de 2011, cuando la compraventa de pisos cayó un 18% (tras un 28% y un 25% en 2009 y 2010), la pregunta que debemos hacernos es si algún día se absorberá el stock de viviendas vacías que tenemos en este país.

A eso está claro que la banca no ayuda. Apremiada por cumplir los requisitos de solvencia, los incrementos de morosidad y la disminución de la cartera potencial de clientes buenos, ha decidido encarecer los diferenciales de las pocas o escasas hipotecas que concede.

No hay ni una sola entidad financiera que no haya puesto al alza los diferenciales en sus préstamos hipotecarios, con lo que deducimos que las ventas de viviendas que aún se realizan en este país serán las destinadas a primera vivienda, ya que ver la inversión en segunda vivienda como una forma de ahorrar a largo plazo ha quedado como un mero espejismo.

Aunque los tipos de interés han bajado desde la época de los segundos y ulteriores pisos por ciudadano, el montante entre Euribor y diferencial hace que los hipotecados continúen pagando unos intereses que a todas luces suponen una carga muy considerable para las diferentes economías familiares. Difícil salida poseen los que invirtieron sus ahorros de esta forma si no aceptan la más que probable pérdida de dinero invertido en estos experimentos de inversión de ahorros. Por eso, cuando alguien se plantea en estos momentos en qué invertir sus ahorros a largo plazo, el punto especulativo que teníamos ha desaparecido.

Hemos realizado las cuentas de la vieja y la relación rentabilidad/largo plazo ha sido sustituida por la de seguridad/largo plazo. La banca lo ha percibido; por eso parece ser que definitivamente se ha lanzado en este 2012 a la comercialización de depósitos estructurados a largo plazo. A costa de asumir un poco de riesgo, las rentabilidades a conseguir son considerables, eso sí, siempre y cuando el producto nos garantice que nuestro capital no corre ningún tipo de riesgo, aunque sea a costa de cumplir todo el vencimiento del producto. Nos espera un 2012 con buenas ofertas en plazos fijo, sin duda.

Otros pequeños ahorradores se han decidido por la inversión en deuda pública a largo plazo (5 y 10 años), pero la rentabilidad ofrecida, unida a las tensiones de los mercados, hace que no pensemos que vayan a convertir estas inversiones en un vehículo canalizador del pequeño ahorro a largo plazo.

Por todo esto, creemos que en el presente ejercicio el destino de los ahorros a largo plazo será en este tipo de depósitos estructurados y referenciados. Su abundancia es tal, que la contratación de uno de estos depósitos exige dar muchas vueltas y hacer cuentas, ya que, y eso todavía no ha cambiado, la rentabilidad que se pueda obtener sí dependerá del grado de riesgo que el pequeño ahorrador quiera asumir. Este año se presenta como el de los depósitos garantizados como producto de ahorro a largo plazo.

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