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La sangría renovable: 20.000 millones de déficit y una deuda 'eterna'

El sistema de primas a la energía verde dispara el coste de la electricidad en España mientras se acumula la deuda con las compañías.

Pinchar la burbuja renovable que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero infló a base de primas le costará muy caro a los contribuyentes españoles. Todo el mundo tendrá que pagar: los usuarios, las eléctricas, incluso muchos de los que se fiaron del Ejecutivo y acometieron importantes inversiones confiando en que luego podrían recuperar el capital con las primas prometidas.

Este jueves, Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, ha utilizado la rueda de prensa de presentación de resultados de su compañía para atacar con dureza un sistema que ha generado una electricidad muy cara y un déficit de tarifa que mantiene maniatadas a las eléctricas, que tienen que financiar la deuda que el Estado les obliga a asumir cada mes. Lo ha hecho cargado de datos escandalosos que obligan a preguntarse qué ha ocurrido en los últimos años en España, quién se ha hecho de oro con esto y cómo en un momento en el que el déficit y la deuda ahogan a las administraciones públicas podemos permitirnos este dispendio.

El origen

El problema tiene su origen en las distintas normas que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero fue aprobando entre 2004 y 2008. El objetivo era impulsar la energía verde, mezclando los supuestos beneficios que traería al "cambio climático", con la posibilidad de crear en España un modelo industrial "sostenible" en un sector ejemplo de modernidad económica. El coste no importaba demasiados: estábamos en los años del boom económico y el Estado parecía perfectamente capaz de pagar una pequeña factura anual por algo que, además, daba muy buena imagen.

El método ideado para conseguir esta energía verde Made in Spain fueron las primas a la producción. De esta manera, quienes pusieran un molino de energía eólica, un parque solar o una instalación híbrida tendrían garantizado su acceso al sistema eléctrico de forma prioritaria. Además, aunque el coste de generación fuera más elevado que para una central de carbón o hidráulica, el Estado correría con la diferencia entre una y otra cantidad.

Esto provocó que España se llenase de campos de molinos y huertos solares. La rentabilidad de la inversión parecía garantizada. De hecho, el Gobierno aseguró el pago de estas primas durante larguísimos períodos de tiempo, de hasta 20-25 años. Era un negocio redondo y muy seguro. Incluso, se destaparon varios fraudes, como el de paneles solares encendidos durante la noche con gasóleo con el objetivo de sacar algo más de dinero de las subvenciones a la producción. La burbuja verde, especialmente en lo que hace referencia a la energía solar, ya estaba en marcha.

Los datos

El primer soplo de viento que amenazó con tirar este castillo de naipes llegó con la crisis económica, que redujo la demanda eléctrica a niveles de 2006. El año pasado se cerró con un consumo de 255.179 GWh, similar al de cinco años antes. Como el parque español estaba sobredimensionado, no sólo es que las primas a la producción fueran elevadas, es que se estaba pagando por mantener paradas algunas instalaciones.

Según los datos de Iberdrola, la producción convencional de energía eléctrica en España es más barata que en los países de su entorno. La compañía asegura que tanto los precios del pool (así se llama al coste fijado en una subasta entre los productores de régimen ordinario) como los de retribución a las redes están aproximadamente un 10% por debajo de la media de la UE.

Lo que sí es sustancialmente más caro es la retribución a las renovables. España es el país de la UE con un porcentaje mayor de su producción eléctrica subvencionada (entre el 30 y el 35%) y con unas primas más elevadas. Esto es así por dos motivos: en primer lugar, la burbuja verde ha provocado una enorme expansión de las instalaciones con derecho a prima. En segundo lugar, el mix renovable español otorga mucho peso a las energías renovables más caras.

Coste medio (Fuente: Iberdrola)

No todas las renovables son iguales. Por ahora, todas son más caras que los medios tradicionales, pero en algunos casos sus costes se van acercando al precio medio del pool (61 €/MWh): por ejemplo, una instalación eólica produce a un precio de unos 70 €/MWh; una planta fotovoltaica ya se dispara un poco, hasta los 121 €/MWh; pero es que la híbrida cuesta ¡332 €/MWh!, seis veces más.


De esta manera, la generación conjunta de hidráulica y nuclear fue en 2011 de 85.300 GWh, frente a los 9.500 GWh de las fotovoltaicas y las híbridas. Sin embargo, el coste fue prácticamente el mismo: 4.400 millones de euros frente a 3.900.

Comparación nuclear-hidráulica vs solar

Déficit de tarifa

Los consumidores españoles no pagamos el coste real de la electricidad. Por un lado, en el caso de las renovables, el Gobierno paga una prima por diferencia entre lo que cuestan y el precio del resto de las fuentes. Pero además, está el extraño concepto del déficit de tarifa. Incluso sin primas, la factura de la luz sería muy cara en España por culpa de los impuestos y otros costes indirectos impuestos a las compañías (entre los que también tienen su peso las ayudas a las renovables). Para evitarse el coste ante la opinión pública de una fuerte subida en el recibo de la luz, hace años que se decretó que las eléctricas cobrarían algo menos a los consumidores del coste real del servicio. La teoría era que poco a poco se iría cerrando ese hueco y se pagaría la deuda contraída con las compañías.

La realidad es que el agujero es cada vez más grande. Según las cuentas de las compañías esta deuda ascendía en 2011 a más de 20.000 millones de euros. Las empresas han tenido que financiar esta cantidad, lo que, según el presidente de Iberdrola, les ha costado algo más de 1.000 millones. El año pasado, se titularizó parte de este déficit (se emitió deuda y, con lo que se recaudó, se pagó a las eléctricas). Pero aún quedan 7.000 millones en los balances de las compañías.

Déficit de Tarifa 2002 - 2011

Una deuda creciente

Todo esto está generando una deuda creciente que tendrán que pagar los contribuyentes españoles vía impuestos. Por un lado, habrá que abonar a las compañías el déficit de tarifa: de hecho, al titularizarlo, ya se les paga, pero sólo a cambio de adquirir una nueva deuda con los inversores que compren los bonos correspondientes. Por otro lado, habrá que pagar las primas a las renovables. Y esta cantidad no va a bajar: de hecho, va a seguir incrementándose.

Aunque el Gobierno del PP ha eliminado las primas a las renovables. Las plantas ya construidas y las ya registradas seguirán devengando primas durante varias décadas. En aras de la seguridad jurídica, el Ministerio de Industria no ha querido tocar lo aprobado por el anterior Ejecutivo. Y eso hará que la factura que cada año pagan los españoles sea más alta. Este viernes, desde Libre Mercado calculábamos que ese coste será de alrededor de 9.000 millones cada año (hay que recordar que la subida de impuestos decretada por el Gobierno el pasado 30 de diciembre quiere recaudar unos 6.200 millones).

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, pidió ayer que se detenga esta "burbuja", especialmente en lo que respecta a las plantas termosolares, incluso aunque ya estén registradas (solicitó una compensación razonable a los que hayan acometido inversiones, pero que no se levanten nuevas plantas deficitarias).

Como decíamos algo más arriba, el coste de producir electricidad en las centrales híbridas es más de cinco veces superior que el del pool. Cada Kwh producido en estas instalaciones es un chorro de dinero que sale del bolsillo del contribuyente español. Y las primas, incrementadas según el IPC, durarán al menos 25 años. ¡Y estas centrales emiten la mitad de CO2 que las de ciclo combinado y consumen mucha agua! Vamos, que ni siquiera son especialmente ecológicas.

Según las cuentas de Galán, el coste actualizado de las primas ya devengadas es superior a la suma de la capitalización bursátil de las compañías eléctricas españolas (más de 100.000 millones de euros). Esto es lo que cuesta la política de renovables de José Luis Rodríguez Zapatero y los españoles tendrán que seguir pagando la factura las próximas tres décadas.

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