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José García Domínguez

El escándalo que no cesa

Una quiebra, la de Unnim, no provocada por activo tóxico alguno distinto de su incompetencia profesional. A los 953 millones de euros ya enterrados por el Fondo de Garantía en la entidad, procederá sumar ocho 'quilitos' de las jubilaciones doradas

Prueba de que la autobiografía de El Lute influyó mucho más sobre los ex directivos de Unnim que las obras completas de Hayek y Keynes, seis de ellos decidieron homenajearse con ocho millones de euros poco antes de ser intervenida la caja por el Banco de España. Para lo que les quedaba en el convento, cavilaron, lo mejor sería ir arreglando un buen plan de pensiones, amén de otros generosos momios varios con cargo al prójimo. Tal que así, un Enric Mata, el que fuera director general hasta el día mismo de la quiebra, no supo concebir manera mejor de celebrar la bancarrota que repartir el parné a escote con varios ejecutivos de confianza. 

Por cierto, una quiebra, la de Unnim, no provocada por activo tóxico alguno distinto de su infinita incompetencia profesional. A los 953 millones de euros ya enterrados por el Fondo de Garantía de Depósitos en la entidad procederá sumar pues ocho quilitos, los de las jubilaciones doradas de Mata & Cía. Aunque llueve sobre mojado. Recuérdese, si no, cuando Narcís Serra procedió a modificar los estatutos de la difunta Caixa Catalunya al objeto de concederse a sí mismo doscientos mil euros anuales tras acceder a la presidencia “honorífica”. La centenaria Caixa Catalunya que luego supo abocar a un siniestro total que terminaría con sus pufos en ese pozo sin fondo que responde por FROB.

Por no mencionar, en fin, otros expolios morales, como el tan reciente de Nova Caixa Galicia,  obrados con parejo modus operandi.Una broma, solo la nacionalización  más o menos encubierta de Nova Caixa Galicia y la ahora Catalunya Caixa, que ha abducido cerca de  3.800 millones  al Erario. Y ese fondo, el de garantía de depósitos, que se va desfondando después de cada absorción. Y la ronda de rescates no ha hecho más que empezar. En célebre pasaje de La riqueza de las naciones, sostiene el reverendo Adam Smith a propósito de esa tropa, la de los virtuosos en el deporte de disparar con pólvora del rey: "siendo gestores del dinero ajeno, y no del propio, difícilmente puede esperarse de ellos que lo cuiden con la misma viva diligencia que los miembros de una sociedad privada". Que se lo digan al desprendido Mata y sus jubilosos cuates.

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