Pocas veces el Palacio de la Moncloa había recibido a tantos medios de comunicación. Fueron cerca de doscientos, entre redactores y medios gráficos. En la sala de prensa del complejo de Portavocía no cabía un alfiler y dos horas antes de que comenzara la rueda de prensa ya había profesionales.
Incluso un periodista venido desde Holanda se puso en pie para preguntar a la vicepresidenta primera, Soraya Sáenz de Santamaría, y le alertó de que la comparecencia estaba siendo retransmitida, en directo, para su país. También una redactora de Italia estaba preparada para lanzar su pregunta, y así otros muchos periodistas de otros países.
Tal fue la expectación que los servicios de seguridad optaron porque la vicepresidenta y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, utilizaran la denominada puerta secreta que hay en la sala, evitando el habitual paseillo ante los informadores. Había más de 150 sólo redactores, según Moncloa. Por el contrario, la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, se quedó largo y tendido resolviendo dudas.