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Las incoherencias de los Presupuestos Generales del Estado para 2012

Varias partidas, tanto de ingresos como de gastos, presentan incoherencias que pondrían en duda la viabilidad de los planes del Gobierno.

Se ha escrito mucho durante estos días sobre los Presupuestos presentados por el Gobierno para 2012, en los que se propone que el déficit se rebaje al 5,3% del PIB. En este artículo nos centraremos no en un análisis exhaustivo de éstos sino en las partidas tanto de ingresos como de gastos en las que las previsiones parecen menos realistas.

Gasto público

En la parte correspondiente a los gastos, se observan, fundamentalmente, dos grandes partidas en las que los supuestos parecen, a priori, poco creíbles.

La primera de estas partidas es la de transferencias al SPEE (Servicio Público de Empleo Estatal, antiguo INEM). El Gobierno presupuesta una reducción del 15,6% (2.464 millones), aduciendo que a muchos desempleados se les están terminando las prestaciones. Sin embargo, basta echar un vistazo a los datos del SPEE (pág. 77) para comprobar que este supuesto no es acorde a los datos.

Como se ve en el cuadro, es cierto que las prestaciones fueron bajando con fuerza hasta el mes de abril del pasado año (llegaron a caer hasta el 10,8%), pero desde entonces la nueva oleada de despidos ha hecho que esta tendencia vuelva a cambiar. Desde el otoño está aumentando casi dos puntos mensuales, en enero las prestaciones volvieron al terreno positivo y en febrero el aumento llegó al 3,4%.

En el gráfico se puede apreciar claramente cuál es la auténtica razón de este cambio de tendencia, que no es más que el incremento continuado del paro. Como el mismo Gobierno está suponiendo que el paro va a aumentar este año en más de 600.000 personas, no existe razón alguna para que veamos un cambio de tendencia sino todo lo contrario. A la vista de los números un supuesto razonable sería un aumento del 10% en la partida de prestaciones por desempleo para 2012. Esto significa un desfase de casi 4.500 millones con los Presupuestos, es decir, un 0,4% del PIB.

Una segunda partida de gastos en la que se observan graves incoherencias es en la Seguridad Social. En los Presupuestos se prevé un incremento de los gastos (que son fundamentalmente pensiones) del 0,9%. Este supuesto podría haber sido posible si las pensiones no se hubieran actualizado con el IPC, pero en las circunstancias actuales es algo totalmente irrealizable. De hecho, los gastos hasta el mes de febrero están subiendo un 3,7%. Esto llevaría a un desfase en la partida de gastos de unos 3.300 millones.

Sobre los ingresos no financieros de la Seguridad Social, los Presupuestos prevén 119.884 millones de euros. Sin embargo, los ingresos en 2011 fueron de 118.436 millones, con una caída del 0,5% respecto a 2010. Este incremento previsto es totalmente imposible con la dinámica de destrucción de empleo a la que hemos hecho referencia. Desde julio hemos visto que las afiliaciones han caído a una media de 50.000 al mes (corregidas de estacionalidad), lo que nos llevaría a un descenso del 3,6% a finales de año, salvo improbable recuperación de la economía. Dado que las subidas salariales están por debajo del 2% de promedio, esto supondría un escenario de caída de los ingresos superior al 1% o, lo que es lo mismo, un desfase de unos 2.600 millones entre las previsiones del Gobierno y unas estimaciones más razonables.

Sumando ambos desfases (ingresos y gastos), el déficit probable de la Seguridad Social sería de unos 5.900 millones frente al equilibrio presupuestario previsto por el Gobierno. Esto añadiría otros 0,6 puntos al déficit previsto.

Ingresos públicos

En cuanto a los ingresos, se observan, igualmente, incoherencias trascendentales en casi todas las partidas. Comenzando por el IRPF, el Gobierno tiene previsto ingresar 73.106 millones por este concepto frente a los 69.803 millones realmente recaudados en 2011 (+4,7%). Sin embargo, en los dos primeros meses del año la recaudación por IRPF ha caído un 2,8%.

En febrero, con la subida del IRPF ya en marcha, la recaudación sólo subió un 1%. Con el aumento del paro que se está produciendo es de prever que este aumento del 1% vaya reduciéndose conforme pasen los meses y que la recaudación acabe, de una forma razonable, más bien en línea con la de 2011.

Los ingresos extraordinarios de 2.500 millones previstos con la amnistía fiscal es muy dudoso que lleguen a ser efectivos. Los capitales provenientes del exterior, en un momento de fuga masiva de España, podrían tener un retorno testimonial, mientras que los interiores más bien se quedarán, razonablemente, en unos pocos cientos de millones que en las cifras que maneja el Gobierno. En el mejor de los casos, tal vez se podría alcanzar un incremento en el conjunto de la recaudación por IRPF de unos 1.000 millones en relación al pasado año, incluyendo la amnistía fiscal, lo cual arrojaría un desfase por este concepto de unos 2.300 millones (el 0,2% del PIB).

En cuanto al Impuesto de Sociedades, el Gobierno prevé un incremento de la recaudación de 2.953 millones gracias a las medidas de anticipo de los ingresos de 2013 (pagos fraccionados) y de eliminación de deducciones. No cabe duda que estas medidas tendrán un efecto positivo sobre la recaudación, pero es muy dudoso que lleguen a lo previsto por el Ejecutivo.

La primera -y más relevante- objeción es que los ingresos por este impuesto el pasado año estuvieron hinchados por la decisión del Gobierno anterior de diferir las devoluciones a 2012. Ello ha provocado un desplome de la recaudación en los dos primeros meses del año, en que se han recaudado 742 millones menos que en 2011.

Además, el Ejecutivo no parece haber tenido en cuenta la dinámica contractiva en que han entrado los beneficios empresariales y que, según la Central de Balances del Banco de España, alcanzó el -7% en 2011, deteriorándose desde el -2,9% de los tres primeros trimestres de ese año. Con la dinámica contractiva de la economía que se está viendo es más que probable que el beneficio neto antes de impuestos se reduzca en el entorno del 10% durante 2012. Si a esto se le añade el indudable esfuerzo que a nivel contable harán las empresas (sobre todo las grandes) para pagar menos impuestos, lo más probable es que de producirse algún aumento en la recaudación por dicho tributo sea muy poco significativo. Esto nos llevaría a un posible desfase del 0,3% del PIB.

En cuanto a los impuestos indirectos, el panorama es similar. El Gobierno prevé una reducción en los ingresos del 3%, pero en los dos primeros meses del año la reducción real observada es del 8,4% (5,7% en febrero). A la vista de los datos que van saliendo de consumo e inversión lo más probable es que la recaudación total en 2012 caiga en el entorno de lo visto en el mes de febrero o posiblemente algo menos. Esto nos arrojaría un desfase de unos 1.500 a 2.000 millones en la recaudación, es decir, otro 0,2% del PIB.

En el cuadro se puede observar que, sumando todos los desfases detectados (centrados tan sólo en las partidas grandes), el 5,3% de déficit previsto por el Gobierno se iría realmente al 7%. Y esto suponiendo que CCAA y Ayuntamientos cumplan escrupulosamente con los objetivos marcados de gasto, lo cual se augura sumamente difícil, con lo que el resultado final del ejercicio sería, incluso, peor que el citado 7%.

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