El país carece de una derecha sólida, una derecha dura capaz de aplicar con convicción políticas liberales en el ámbito económico y firmes principios conservadores en la acción pública. Hoy, más que nunca, España navega entre dos izquierdas.
Los ciudadanos no pagamos impuestos a cambio de servicios sociales; pagamos impuestos porque es obligatorio hacerlo, independientemente de los servicios que la Administración pueda ofrecer, o no.
La creciente maraña de derecho administrativo frena por fuerza, a través de una conducta de reacción forzosa, la actividad económica. Naturalmente, aumentan también los riesgos relacionados con la corrupción.
Cuanta más electricidad ahorremos y más eficientes seamos, más déficit de tarifa acumularemos. Es decir, cuanto mayor esfuerzo de ahorro hagamos, más caro nos costará mantener el sistema. Estúpido, ¿verdad? Demostrémoslo.