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Rajoy garantiza a Draghi el saneamiento de la banca y le reclama más liquidez

En el Palacio de Pedralbes de Barcelona, ambos se hablaron claro. Rajoy avanzó el plan de saneamiento de la banca, pero también hizo peticiones.

Mariano Rajoy por fin despachó cara a cara con Mario Draghi. En un clima de creciente hostilidad en el Ejecutivo hacia el presidente del Banco Central Europeo -"cada vez que habla, sube la prima de riesgo", se quejó con amargura un asesor gubernamental-, ambos mantuvieron un despacho sin más cobertura que unas pocas imágenes. El objetivo, hablar sin paños calientes en unas circunstancias extremamente delicadas, con la Banca sufriendo el miércoles un retroceso bursátil del 5%, más del 30% de su valor en los últimos tres meses.

Nubarrones financieros de los que, en opinión del Gobierno, tiene parte de culpa el BCE. La reunión que el titular de Economía, Luis de Guindos, mantuvo a mediados de abril con Draghi en Frankfurt para explicarle las medidas ya ejecutadas y en camino como receta contra los "ataques especulativos" no fue suficiente. La semana pasada, el italiano anunciaba que no habría más aportaciones de liquidez, y de nuevo volvieron los números rojos. "Es un irresponsable", se quejaron en Moncloa.

En este complicado contexto, Draghi aterrizó en Barcelona -convertida en sede del Consejo de Gobierno del BCE- elogiando el plan de acción de España para cumplir con sus compromisos. Pero, junto a ese espaldarazo, insistió en que todavía queda mucho por hacer. El Gobierno, aseguran fuentes solventes, es consciente de que en Europa preocupa "especialmente" la reforma del sistema financiero y el proceso de privatizaciones, que esperan se vea acelerado.

El asunto se abordó de forma pormenorizada en la reunión con Rajoy, celebrada en el Palacio de Pedralbes. También en la cena posterior con el Consejo de Gobierno del BCE, en la que también estuvo De Guindos, gran defensor de que la banca española "quepa en los dedos de las manos". La estrategia fue rematada en la Comisión Delgada para Asuntos Económicos, celebrada a las diez de la mañana en Moncloa, y en la que también se abordaron los asuntos que irán este viernes en el Consejo de Ministros.

"Un gran esfuerzo"

El Gobierno pide tiempo para que las reformas puedan dar efecto, y apoyo de las instituciones europeas a un país que está cumpliendo a marchas forzadas y pidiendo "un gran esfuerzo a todos los españoles". Así se lo expuso el presidente a Draghi, según las fuentes. A su estilo, de forma campechana y próxima, le pidió que vuelva a abrir el grifo, porque el Ejecutivo está haciendo su parte del trato.

Como muestra, la segunda fase del proyecto de saneamiento y reestructuración del sistema financiero. También el resto de medidas a punto de ver la luz. Rajoy sacó a colación el Plan Nacional de Reformas, del que este viernes se sabrán novedades. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció liberalizaciones en diversos sectores económicos; en concreto, la gestión de infraestructuras y de servicio de transporte. RENFE está en el centro de todas las miradas.

Cada viernes, nuevas medidas, es el mantra del Gobierno. Según pudo saber este diario, el plan contra las duplicidades y solapamientos en el marco de las diferentes administraciones ya está concretado. Podría ver la luz en el Consejo de Ministros. Ante el Consejo de Estado, el propio Rajoy habló de "repensar" y "evaluar" la coordinación entre administraciones y el reparto de competencias.

En un artículo escrito en este diario, Elvira Rodríguez, responsable de Economía del PP, defiende la reforma de los servicios públicos, amén de evitar "distorsiones en la prestación que no se justifican ni por motivos económicos ni por motivos asistenciales". También hace un resumen explicativo sobre el resto de medidas emprendidas, en línea con la estrategia diseñada por Génova para hacer entender a los ciudadanos que no queda otra opción para salir de la crisis.

Su coletilla favorita

Ante Draghi, y también ante los directivos del BCE, Rajoy solemnizó que cumplirá. Que para él, llegar al objetivo de déficit público del 3% para 2013 no es solo una obligación, sino una forma de hacer política. Su coletilla favorita: no gastar más de lo que se tiene. Junto a ello, también defendió políticas de crecimiento, "como ahora se ha puesto de moda en Europa pero que él lleva siempre diciendo", recalcan los suyos. Pero para que todo ella haga efecto, el presidente insiste en que España necesita tiempo además de buenas palabras.

"Son medidas muy duras, difíciles, pero que aplicaremos", aseguran fuentes gubernamentales. Destacan el "durísimo esfuerzo" que están realizando las comunidades para no ser intervenidas, como el cierre de hospitales por parte de Baleares, o la subida de impuestos –incluido el IVA, a partir del 2013- que se está llevando a cabo, a pesar de que no guste y vaya en contra del programa electoral. Y todo ello con la posibilidad real de un estallido social, al que el Gobierno echa agua -de momento, con éxito- apelando al patriotismo. España, aseguró Rajoy, hará lo que tiene que hacer, por lo que instó al BCE a que también cumpla.

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