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Manuel Fernández Ordóñez

Tenéis más cara que un saco de sellos

El elenco de neo-peronistas se ha dirigido a la Unión Europea pidiendo explicaciones acerca de la prohibición de vender sus biocombustibles en España. ¿Mande? ¿Pidiendo explicaciones desde Argentina, dice usted?

El elenco de neo-peronistas se ha dirigido a la Unión Europea pidiendo explicaciones acerca de la prohibición de vender sus biocombustibles en España. ¿Mande? ¿Pidiendo explicaciones desde Argentina, dice usted?

Probablemente no se les ocurran muchas cosas que atenten contra la propiedad privada y las normas del comercio internacional en mayor medida que robar "a ley armada" una empresa con un propietario legítimo. Amparándose en el hooliganismo de una sociedad decadente que va camino de reeditar abismos no muy lejanos, la viuda de negro dejó que la cámpora campara a sus anchas mientras Máximo el mínimo tiraba de los hilos de la marioneta Kicillof.

Mas los perros no molestan hasta que ladran y los necios hasta que hablan, decía Bernard Shaw. Y los necios de Casa Rosada no han tardado en ladrar entonando en sí menor, que es como empiezan las cantinelas que quieren sonar a pena. Haciendo pucheros, el elenco de neo-peronistas se ha dirigido a la Unión Europea pidiendo explicaciones acerca de la prohibición de vender sus biocombustibles en España. ¿Mande? ¿Pidiendo explicaciones desde Argentina, dice usted? Efectivamente, por el mundo se ha debido de correr la voz de que, además, ponemos la cama.

El caso es que España, a modo de infantil represalia contra el robo de YPF, publicó hace unos días una orden ministerial que establecía la restricción de las importaciones de biodiesel argentino. Se hacía de forma directa, asignando cupos a las plantas de producción que estuvieran en territorio de la Unión Europea, imposibilitando la venta al resto de plantas que no estuvieran en los cupos. Tengo que mostrar, sin embargo, mi desacuerdo con la aplicación de tales prácticas puesto que de facto se trata de una política arancelaria que protege a nuestros productores frente a productores foráneos. Entonces perfecto, pensarán muchos de ustedes.

Sin embargo, aunque esto pudiera parecer positivo en realidad se está encareciendo artificialmente el precio de los biocombustibles al expulsar del mercado mediante legislación a los productores más competitivos, que son los argentinos. La conclusión inmediata es que tendremos que pagar estos combustibles más caros y, por tanto, se trata de una represalia contra Argentina cuyos daños colaterales somos nosotros mismos. Sancionar al país austral puede parecer deseable, pero no a costa de nuestro propio dinero.

Ahora bien, los argumentos económicos no son óbice para poner de manifiesto el hedor que expele la demagogia lanzada por el gobierno porteño. En su diatriba oficial exponen mostrar "gran preocupación" por esta "discriminación" que atenta "contra los acuerdos de comercio internacional". Vamos, que tienen más cara que un saco de sellos. Parece que hace unas semanas no fueron ellos los que violaron un número indefinido de acuerdos de comercio. Seguimos impasibles ante esta hoja de ruta hacia el chavismo de la escasez en los supermercados y los racionamientos castristas. Pronto la barra libre de botox tocará a su fin e YPF será vendida a China. Entonces acordate, como reza el tango, de este amigo que ha de jugarse el pellejo pa ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión. De hecho, en lo que va de año y con el BOE en la mano ya les hemos dado 779.224 € en ayudas de cooperación internacional. Lo dicho, además ponemos la cama...

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