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"Si no hubiéramos hecho los deberes, ayer se habría intervenido el Reino de España"

Rajoy defiende la ayuda bancaria. La llama "línea de crédito" y rechaza que vaya a afectar al déficit. Asegura que España es hoy más fuerte.

Finalmente, el presidente del Gobierno sí dio la cara ante los españoles haciendo gala del pregúntenme a mí que acuñó esta misma semana. Lo hizo para solemnizar que la línea de crédito conseguida en la víspera por parte de las instituciones europeas es una muy buena noticia para el país; una pieza más de un puzle diseñado con antelación y que tiene como objeto el saneamiento del sistema financiero, como paso irremediable para que vuelva a fluir el crédito y regrese el crecimiento y la creación de empleo, el gran objetivo nacional.

19 de diciembre. Mariano Rajoy presenta su candidatura a la presidencia en el Congreso de los Diputados y hace una radiografía de la situación muy complicada, advirtiendo de que los "milagros" no son posibles y "a corto plazo" no se iban a atisbar mejoras reseñables. Desde entonces, aseguró en la sala Tapices del palacio de la Moncloa, empezó a trabajar para conseguir que la Unión Europea ayudara a las entidades financieras enfermas; el principal motivo por el que la confianza sigue sin trasladarse a los mercados.

Chicago supuso un punto de inflexión. En la ciudad estadounidense, Rajoy despachó con su homóloga alemana, Angela Merkel, a bordo de un barco. La fotografía dio la vuelta al mundo. Entonces, el rescate dulce ya estaba encima de la mesa. A partir de ese momento, se aceleraron las negociaciones. La pasada semana fue frenética. Con una agenda pública muy reducida, el presidente descolgó sin cesar el teléfono y habló con todos y cada uno de sus socios europeos. Según ha dicho, "nadie me ha presionado". Más bien al contrario, "y perdone que lo diga así, fui yo quien presionó" para que se acelerara el procedimiento porque, explican su equipo económico, un país no puede bordear la barrera de los 500 puntos de prima de riesgo por mucho tiempo. "La situación sigue siendo extrema, muy delicada, y había que actuar".

Un plan de acción ejecutado de la forma más discreta posible. Cuando Soraya Sáenz de Santamaría compareció el viernes, tras el Consejo de Ministros, y calculó tanto sus palabras es porque tenía que lanzar balones fuera. Evidentemente, argumentan las fuentes consultadas, la reunión del Eurogrupo ya estaba cerrada, pero "no podemos responder a especulaciones". El presidente, y así lo defendió públicamente, es de la idea de que estos asuntos tan delicados se anuncian cuando ya están cerrados, pero no antes. "Estas cosas se han así. Se comunican cuando ya se han producido, no se televisa ni se radia. Se intebnta hacer de la mejor manera, de forma discreta y rápida. A veces hay cosas que no se deben contar", puntualizó.

¿Qué ocurrió el sábado? Según el Gobierno, no hubo rescate. Al menos, no al estilo de Grecia, Irlanda o Portugal, aunque en su intervención dijo que ahora España pedía un crédito para sus bancos como ya hicieron otros países hace años. El Ejecutivo buscó otros términos menos agresivos -como préstamo, ayuda financiera o la escogida por Rajoy: "Línea de crédito"- porque pone el acento en que el Estado queda libre del proceso, que solo afecta a las entidades financieras con problemas. Como toda línea de crédito, explicó el presidente, tiene un límite al que llegar (los 100.000 millones de euros), pero esto no significa que se llegue a este tope. La cifra definitiva la dará en el próximo Consejo Europeo, que se celebra en un par de semanas. Entonces, ya estarán los informes de los evaluadores extranjeros, que se sumarán al del Fondo Monetario Internacional.

Al jefe del Ejecutivo se le preguntó expresamente cuál es la diferencia entre rescate y línea de crédito, a lo que respondió: "No voy a entrar en debates nominalistas, no tiene el más mínimo sentido", si bien sí que dijo que "nada tiene que ver" el español con casos como el griego, habida cuenta de que no afecta a las cuentas macroeconómicas del país. Traducido: el Gobierno no tendrá que aplicar nuevas medidas de austeridad.

"Ayer ganó la credibilidad del proyecto europeo, el futuro del euro, la solidez de nuestro sistema financiero", resumió, en varias ocasiones, en una abarrotada comparecencia de prensa, también con muchos informadores extranjeros. La otra opción, el no hacer nada, sí hubiera sido el apocalipsis, según dibujó: "Si en estos meses no hubiera hecho lo que hicimos, lo que se hubiera planteado ayer habría sido la intervención del Reino de España". Más claro, agua.

De hecho, si algo hizo el presidente, además de sacar pecho por lo conseguido, fue reivindicarse a sí mismo tras tantas críticas escuchadas y leídas. Hasta defendió asistir al partido de fútbol de la selección española, en un marco de normalidad total. "No estamos en una situación de excepción. Los españoles deben saber que tenemos un plan y que vamos a salir de esta. Lo tienen que tener muy claro", expuso un portavoz habitual. Rajoy añadió: "Lo ocurrido es un paso más de las muchas cosas que hay que hacer en la buena dirección", pero "la situación es la que es y no podemos negar la realidad". Esto es, seguirán viniendo obstáculos.

El Gobierno niega subida del déficit público

Rajoy no varió su mantra: control del déficit público para cumplir con la palabra dada, reformas estructurales y arreglar el problema del crédito. Y en el último punto, el más trascendental para él, considera que se ha dado un paso trascendental. "¿Afectará al dato del déficit?", se le preguntó. El presidente negó la mayor -"En absoluto", proclamó-, y después su equipo intentó explicarlo: "El FROB pide dinero a Europa a un tipo de interés muy beneficioso" mientras que éste inyecta ese dinero a los bancos "también a un tipo de interés". De ese modo, no afectaría al déficit.

Esto entra en contradicción con lo dicho por Luis de Guindos, titular de Economía, que el sábado afirmó que sí que afectaría, a tenor de que los intereses que el Frob tendrá que pagar a los fondos europeos se contabilizan como déficit y éste puede aflorar en el momento en que alguna de las entidades con problemas no puedan devolver la inversión. Es decir, que suceda algo parecido en el caso de Bankia, que convirtió el préstamo del Frob (de 4.500 millones) en Acciones para intervenir la entidad y las acciones no pagan intereses.

En cualquier caso, esta línea de crédito significa, según fuentes de Moncloa, "que recibimos la línea de crédito con mejores tipos y mejores plazos que los que el Frob impondrá a los bancos que se acojan a la recapitalización".

Todo estaba planeado, según Moncloa

Aparentemente relajado, incluso bromeando en algunos momentos, Rajoy sí admitió que ha vivido momentos difíciles, de negociaciones arduas. "Esto no es tan fácil de conseguir, una línea de crédito, no lo es", afirmó sin medias tintas. De hecho, puntualizó que la medida debería de haber llegado mucho antes, cuando las riendas las tenía el PSOE. Pero se mostró contento: "Había que hacerlo. Estoy muy satisfecho".

Su equipo aseguró que todo estaba planeado, incluso su comparecencia. Primero De Guindos, de perfil más técnico y que había participado en la teleconferencia, después el presidente. A su estilo, tan gallego como le caracteriza, Rajoy dijo: "Las cosas son como son y no como nos gustaría que fuesen".

Por último, el presidente también se dirigió expresamente a los españoles. Agradeció su "comportamiento ejemplar" y su "madurez". "Quiero agradecerles que entiendan las decisiones duras, difíciles y complicadas, pero que eran imprescindibles", expuso. Pero añadió que tantos esfuerzos no caerán en saco roto: "El Gobierno sabe lo que hay que hacer para salir de la crisis", prometió. Y con ese juramento público, que le ha obligado a desdecirse y a hacer cosas que aseguró que no haría, se marchó a ver el partido de la selección. Comparecerá en el Congreso de los Diputados una vez participe en la cumbre europea, en la que dará todos los detalles de la operación.

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