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La triste historia y el pobre destino de la madre de todos los despilfarros

Con un coste de más de 100 millones de euros el megalómano proyecto del CREAA, en Alcorcón, ha quedado sin acabar y sin una función concreta.

El CREAA fue un proyecto muy personal del anterior alcalde de Alcorcón, el socialista Enrique Cascallana, que se empeñó en tener en un gran espacio, no se sabe muy bien si cultural o qué, en una ciudad de menos de 170.000 habitantes.

El coste no parecía un problema: el primer presupuesto cuando se adjudicaron las obras en 2008 era de 104 millones de euros, aunque multitud de circunstancias y diversos despilfarros extra han subido el coste y en este momento esos 100 millones ya se han gastado y el coste estimado de terminar el proyecto es de otros 40.

Esto suponía que el coste para cada alcorconero pasa de 833 euros. Es decir, que a una familia de cuatro miembros el megaproyecto le endosaría una deuda de más de 3300 euros y, con sólo lo que ya se ha gastado, han tenido que asumir unos 2.500 euros de coste.

Un proyecto desproporcionado...

Como ya denunciara Libertad Digital hace más de un año, el proyecto es de una desproporción manifiesta. El plan original incluía un auditorio con 1.300 localidades, una sala de congresos de 1.500 metros cuadrados, otra de exposiciones, una multiusos y un circo estable en el que habría 600 asientos. En total, entre unos y otros estaban previstos nueve edificios,

Como pueden ver, el conjunto es cuanto menos heterodoxo, y si comparamos su coste con el de otras infraestructuras culturales nos haremos una idea mejor de lo megalómano de la idea: como ya contara Libertad Digital hace más de un año, de concluirse cumpliendo las previsiones el CREAA sería mucho más caro de lo que fue el Guggenheim de Bilbao, casi tanto cómo la ampliación del Museo del Prado.

Pero es que si lo comparamos con un proyecto más parecido el proyecto alcorconero pierde también por goleada: el Centro Niemeyer de Avilés costó "sólo" cuarenta millones, entre un cuarto y un tercio menos que el CREAA. Y a pesar de ello no se ha salvado de la polémica.

...Y penosamente gestionado

Además, y cómo suele ocurrir en este tipo de empeño megalómano, la gestión de todo el proceso constructivo ha sido lamentable, por utilizar un término suave. Para empezar, se tomó la inusitada decisión de ubicarlo en un espacio verde en el centro de la ciudad: el tradicional Parque de los Castillos.

Para ello, obviamente, era necesario arrasar el parque, pero no era suficiente: en octubre de 2008 se aprobó la primera modificación importante del proyecto, que consistió en demoler una biblioteca municipal cercana que sólo tenía 10 años y que se encontraba en perfecto estado. La demolición costó 608.107,35 euros y al parecer el único motivo fue "que la maquinaria de aire acondicionado de la biblioteca afeaba las vistas" sobre el complejo.

Ese mismo año surgía el primer contratiempo importante: desavenencias entre los dos arquitectos que llevaban el proyecto, Jorge Javier Camacho y Pedro Bustamante, provocaron que las obras se paralizaran durante meses lo que, además de causar el lógico retraso, suponía tener que abonar una indemnización a las empresas constructoras de 3.360.000 euros.

Importantes y costosas modificaciones del proyecto original han sido una constante. En febrero de 2009, por ejemplo, se toma la decisión de equipar el circo estable con caballerizas y zonas de servicios para animales (cabría preguntarse cómo esto no estaba previsto en el proyecto original de un circo). Se trató, al parecer, de una petición expresa del exalcalde, Enrique Cascallana y tuvo un coste de 1.660.000 euros.

A lo largo de ese mismo año, y al no haberse previsto en el proyecto inicial las acometidas eléctricas adecuadas, hay que pagar gastarse 1,45 millones de euros para que los edificios puedan tener energía eléctrica.

Ya en marzo de 2010 el Ayuntamiento de Alcorcón y el Ministerio de Cultura firman un acuerdo para integrar en el CREAA el Centro de Tecnología del Espectáculo, un edificio cuyo destino será dedicarse a la enseñanza y la divulgación de las actividades escénicas. El coste, 3.870.000 euros que, pese al convenio con Cultura, asume en exclusiva el Ayuntamiento de Alcorcón.

Con la situación económica ya en una crisis más que aguda empiezan los problemas presupuestarios, tantos como para paralizar las obras por los impagos acumulados. Lo peor es que el frenazo, además, genera una nueva indemnización a las constructoras, de prácticamente un millón más.

Y finalmente, aunque la cantidad pueda ser menor, antes de las elecciones municipales de mayo de 2011 se produjo el que quizá sea el gasto más grotesco: una serie de arreglos para que, ya que no se había podido inaugurar el tinglado antes de la llamada a las urnas, al menos sí se pudiesen visitar las obras.

Sin mucho presente y sin demasiado futuro

Actualmente, el CREAA está ejecutado en un 69%, aproximadamente, y se han gastado ya unos 100 millones de euros, es decir, el montante total por el que la obra estaba ejecutada.

Para terminar el complejo serían necesarios unos 40 millones más. La nueva administración municipal en Alcorcón, con el popular David Pérez a la cabeza, ha frenado las obras ya que no sólo no tiene el dinero sino que ha heredado una deuda de más de 600 millones.

En este momento no hay previsto un uso final para el gran complejo, ya que el plan inicial está, lógicamente, descartado en buena parte. El ayuntamiento está buscando una solución pero no resulta fácil encontrar una utilidad para algo de ese tamaño. Mientras tanto, sólo en el mantenimiento de los edificios cerrados los alcorconeros se tienen que gastar 10 millones de euros al año.

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