Aunque cada vez somos más conscientes de que una buena información sobre los productos bancarios que vamos a contratar puede ayudarnos a prevenir de problemas futuros con nuestros ahorros, todavía hoy en día pecamos de confiados cuando nos presentan un producto bancario de apariencia tentadora.
Uno puede llegar a pesar que el director de nuestra sucursal de toda la vida siempre nos aconsejará lo mejor para nosotros; pero, en realidad, lo que nos aconsejará será lo más rentable para su banco. Es muy posible que el producto que nos alaben sobremanera sea uno de los objetivos comerciales de la entidad en ese momento; así que, antes de firmar, informémonos bien sobre sus condiciones y características. Puede que realmente interese a nuestro bolsillo, pero también puede ocurrir que estemos firmando la carta de despedida de nuestros ahorros.
¿Ahorrar o invertir? Las diferencias se diluyen
Hasta hace algunos años, no era lo mismo ahorrar que invertir. En primer lugar, porque ambos conceptos implicaban actitudes diferentes. Ahorrar conllevaba pensar en el futuro haciendo grandes esfuerzos para contener el gasto. Mientras, invertir estaba asociado con grandes beneficios junto a posibles riesgos de pérdida de nuestro dinero. Las cosas han ido cambiando y ahora quien más quien menos invierte su dinero con la idea de que los beneficios obtenidos puedan servirle de ahorro.
Si contratamos un producto con esta mentalidad (la de invertir nuestros ahorros con el fin de ganar algo más) debemos tener muy en cuenta cuál es nuestro perfil ahorrador: si queremos arriesgar o preferimos moderar nuestros beneficios a cambio de mayor seguridad; si preferimos recuperar las ganancias a corto plazo o no tenemos prisa por recuperarlas,...
Ahorrar e invertir para el ahorrador medio pueden tener, a día de hoy, significados muy parecidos. El concepto de inversión se ha dividido entre aquellos que prefieren una inversión conservadora y entre aquellos que elige la inversión de alto riesgo. Para cada perfil hay un producto bancario diferente.
Lo que hay que tener muy claro es sí el producto garantiza el capital, qué ocurre si el banco quiebra y en qué condiciones podemos recuperar antes del vencimiento nuestro ahorro.
Un depósito a plazo fijo es muy diferente a un pagaré bancario o a un fondo garantizado. Nos digan lo que nos digan en el banco, no son lo mismo ni se parecen. Es trabajo nuestro conocer las diferencias, ya que el banco no nos va a asesorar.
¿Qué ocurre con los productos financieros?
Habitualmente se trata con más cuidado los productos financieros. Préstamos hipotecarios, préstamos y créditos personales suelen estar en el ojo de mira del ahorrador en el momento de contratarlos. Es una buena medida, teniendo en cuenta que la entidad bancaria, para tratar de compensar el riesgo que corren en cada operación, introduzce en los contratos cláusulas que pueden contener letra pequeña o tipos de interés más altos de lo habitual.
En este caso, siempre será indispensable tener a mano una oferta vinculante, que nos permita comparar la oferta de la entidad bancaria en cuestión con el resto de productos financieros que se ofrezcan en el mercado.
La entidad bancaria tendrá la obligación de explicar cualquier duda y de informar al cliente de todos los aspectos del producto. También el Banco de España ofrece un Servicio de Atención Telefónica de Consultas (901 54 54 00).
¿Conoces bien las diferencias?
¿Tienes claro tus objetivos de ahorro? ¿Sabes qué necesitas de un servicio financiero? Ahora es el momento de buscar y comparar, de analizar cada uno de los productos y elegir el que más te conviene.
Ten a mano una Guía de Ahorro para conocer en profundidad los detalles generales de cada producto y lee con atención cada uno de los aspectos del contrato. Fíjate en aspectos como los tipos de interés, la vinculación con otros productos de la entidad que no hayas solicitado expresamente o las cláusulas abusivas que no estés dispuesto a firmar.
No te quedes con dudas e intenta negociar con tu banco en busca del beneficio común. Solicita la ayuda de una persona independiente, con conocimientos bancarios y de completa confianza, para que te oriente acerca de las opciones particulares de ahorro o financiación. En cuestión de productos bancarios debemos aprender a ser prudentes y desconfiados, a la larga saldremos ganando.
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