"De conformidad con lo previsto en el artículo 82 de la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores, Bankia, S.A. informa que el Consejero Delegado de la Entidad, D. Francisco Verdú Pons, ha presentado su renuncia al cargo, que se hace efectiva en el día de hoy".
Con este escueto comunicado, la CNMV ha anunciado este miércoles por la tarde, horas después de que la Audiencia Nacional admitiese a trámite la denuncia de UPyD contra la cúpula de Bankia, la renuncia de Francisco Verdú como consejero delegado de la entidad. De esta manera, ninguno de los 33 imputados por la AN permanece en el equipo directivo del banco.
En realidad, Verdú era una especia extraña en el consejo de la caja. Rodrigo Rato lo fichó en 2011 de Banca March, con el objetivo de dirigir la salida a bolsa. De esta manera, el exministro colocaba en un puesto clave a un "profesional", una vieja demanda de los inversores que veían con miedo meter dinero en unas instituciones que aparentaban estar completamente politizadas.
El nuevo número dos de Bankia llevaba en aquel momento más de 30 años en el sector, primero en el Banco de Viczaya, luego en BBVA y posteriormente en Banca March, en la que permaneció más de 15 años. En su nueva casa, Verdú ha permanecido poco más de un año, puesto que llegó en mayo de 2011.
Cuando José Ignacio Goirigolzarri se hizo cargo de la entidad hace un par de meses, tras la petición de ayuda al Gobierno del equipo de Rodrigo Rato, Verdú fue el único miembro de la cúpula que mantuvo su puesto. El nuevo presidente exigió que se limpiase la entidad de políticos, pero no quiso desprenderse de un profesional del prestigio de Verdú.