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Más seguridad y rentabilidad

Deuda pública: no se compra más porque a los bancos no les interesa

La rentabilidad de este producto supera ahora mismo a los mejores depósitos bancarios del mercado.

Cada vez es más habitual que hablemos de emisiones de deuda pública. El tema está relacionado con lo que se denomina deuda a corto, medio y largo plazo. La rentabilidad de este producto de ahorro, garantizado de forma absoluta y constitucional por el Estado Español, supera a los mejores depósitos bancarios del mercado. Dado que la garantía de un Estado es, cuanto menos, la misma que la de sus entidades financieras más fuertes (cuyo negocio está concentrado en España), lo normal sería una fuga de ahorro de los bancos al Estado.

La única desventaja sería la menor liquidez; puesto que, si se quiere recuperar la inversión antes de tiempo, hay que vender en el mercado secundario y podría cotizar a menor precio que el nominal (y perder dinero). También hay que tener en cuenta que el dinero en depósitos está garantizado por el Fondo de Garantía de Depósitos hasta 100.000 euros, pero la deuda pública está garantizada sin límite.

Sin embargo en oficinas de bancos y cajas no se recomienda la inversión en deuda pública, no porque no sea beneficiosa para sus clientes, sino porque significa que el dinero que tendrían en sus balances se iría al Estado. Es otro caso evidente de que los bancos no asesoran, sino que venden.

Veamos qué tipo de deuda pública existe:

  • Las Letras son deuda a corto plazo; se emiten a 3, 6, 12 y 18 meses.
  • Los Bonos son deudas a medio plazo y se emiten a 3, 5 y 10 años.
  • Por encima de 10 años se considera que la deuda es a largo plazo y se le da el nombre de Obligaciones.

Letras del Tesoro

Tienen un emisor solvente (como es el Estado), un buen tratamiento fiscal (están exentos de retención), son fáciles de adquirir (a través de cualquier intermediario financiero) y suponen una inversión a corto plazo (como máximo 18 meses). Ésta parece ser la receta del éxito de este producto de renta fija.

Las últimas emisiones de Letras se están realizando con tipos de interés superiores a las imposiciones que se ofrecen a plazo fijo. Los expertos en productos financieros aconsejan compararlas con otros productos bancarios similares, como los depósitos bancarios. Si se observan mejores rentabilidades, la recomendación para los ahorradores de tipo conservador es que compren Letras del Tesoro.

¿Las desventajas? Los costes y comisiones que conlleva la compra del producto: la custodia, cobro de intereses, la venta de Letras, etc.

Bonos y Obligaciones del Estado

Son una alternativa algo más compleja, pensada para ahorradores más expertos, aunque no se exige contar con conocimientos de inversión demasiado altos. A diferencia de las Letras, los Bonos y Obligaciones son una forma de inversión a medio y largo plazo. El cobro de intereses es explícito, mediante el pago de cupones de manera anual. Se emiten mediante subasta competitiva y la liquidez es relativamente buena ya que podremos deshacernos del activo en cualquier momento, vendiéndolo en los mercados secundarios.

La principal ventaja de estos productos es la garantía que ofrece el Estado, lo que lo convierte en uno de los productos más seguros del mercado.

Una buena rentabilidad poco aprovechada

Hace algunas semanas, hubo una subasta de deuda pública con muy buena rentabilidad de la que sólo se han aprovechado unos pocos, sabiendo que dicha rentabilidad sería pagada por todos nosotros: la emisión de deuda pública.

El Tesoro Público realizó una emisión de Letras del Tesoro a 18 meses con una rentabilidad del 5% y de Bonos a 5 años con una rentabilidad del 6%. Sin duda, estamos en un momento económico extraño: un Estado remunera más caro el ahorro que las entidades financieras del país. ¿Se aprovecha debidamente el ciudadano de esta situación?

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