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Cristina Losada

Tiburones con siglas

Los partidos no pueden fingir el escándalo de cualquier espectador inocente. En el foso de los tiburones financieros de Cortizo faltan unos escualos con siglas.

Campa, MAFO, Gayoso, Rato, Serra y Salgado. El primer turno de explicaciones sobre el terremoto financiero que tuvo su epicentro en las Cajas de Ahorro arroja la singular conclusión de que los responsables políticos y los gestores hicieron lo que tenían que hacer, igual que John Wayne en El Álamo. Cómo fue que, pese a hacer todos lo correcto, se perdiera la batalla, es asunto que deberá esclarecerse –o no– en próximas entregas del folletín. Pero aún siendo ése el enigma más intrigante, no es la única paradoja que ha quedado expuesta durante las comparecencias. Pues al tiempo que los interrogados se sacudían la responsabilidad, en el lado de los interrogadores sucedía un fenómeno similar y no menos sorprendente: distanciarse del lodazal de las Cajas como si nunca su partido hubiera tenido relación íntima alguna con ellas, y fingir, al respecto, el escándalo de cualquier espectador inocente.

Descolló en ese empeño el diputado socialista Miguel Cortizo en su cara a cara con el que fuera presidente de Caixanova, luego fusionada con Caixa Galicia. Desde luego, la fusión, auspiciada bajo el autárquico principio de que el ahorro de los gallegos debía de quedarse en Galicia, fue un fiasco. Se consiguió, eso sí, que la quiebra fuera específicamente gallega, sin intervención foránea, ¡aleluya! Pero la performance del que fuera delegado del Gobierno en Galicia en tiempos de Zapatero, discurrió por otras corredoiras. A su decir, el teatro de las comparecencias es una tomadura de pelo tal, que la gente se enfadará y él mismo se indignará tanto que se pondrá a su lado, y no en el protegido recinto del Congreso. "Va haber que poner (alrededor de las Cortes) un foso con leones o con tiburones financieros", dijo en frase celebrada este Chomsky de Compostela.

Habrá, naturalmente, distintos grados de responsabilidad en el estropicio de las Cajas, pero ningún partido político importante ha sido ajeno. Han sido parte. Estuvieron presentes en ellas y condicionaron la gestión de tal manera que la gran tomadura de pelo es hacer creer, ahora, que el desastre nada tuvo que ver con la utilización que desde el ámbito político se hizo de esa parte del sector financiero. El diputado gallego fue más audaz, en ese sentido, que otros, pero no el único en lanzar el señuelo de culpar para exculparse. Como si de las entidades de ahorro, los partidos sólo conocieran los cajeros automáticos. En el foso de los tiburones financieros de Cortizo faltan unos escualos con siglas.

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