Mil ojos son pocos a la hora de contratar un producto de inversión, buscamos la máxima rentabilidad pero, ¿qué precio hay que pagar? Por suerte, todavía es posible encontrar productos en los que la prudencia no está reñida con el beneficio.
¿Quién ha dicho que en crisis todos son malas noticias para el pequeño inversor? Si echamos un vistazo al mercado, podremos encontrarnos con interesantes propuestas que dejan nuestro capital bajo la sombrilla de la cautela, pero sin tener que abandonar la idea de no rentabilizar nuestros ahorros.
No es fácil encontrar productos de inversión refugio, todos sabemos que la situación actual en la economía no es lo suficientemente estable como para que podamos dejar nuestro capital invertido y "echarnos a dormir". Existe riesgo, pero también debe existir el control. Saber comparar diferentes productos y finalmente elegir el más acertado está en nuestra mano porque, aunque nos hayamos dado por vencidos, existen productos con bajo riesgo y volatilidad contrastada.
La renta fija tiene etapas en el mercado, aunque su comportamiento actual ya no está exento de riesgo. Es más fiable que la renta variable en los momentos actuales, pero es fundamental saber elegir. Existen fondos flexibles para el ahorrador medio (algunos se pueden contratar desde 1.000 euros) y sus resultados (siempre pensando a largo plazo) son interesantes.
La clave está en diversificar, olvidémonos de amontonar nuestras fichas a un solo número y repartamos opciones para aumentar nuestras posibilidades de beneficio y minimizar el riesgo.
Por otro lado, nada mejor que pensar a largo plazo. La especulación es cosa de tiempos pasadas y ahora más vale ser pacientes y esperar. Si apostamos por una compañía con una salud de hierro en sus balances y con buenos ratios financieros, nos esperan productos de inversión con sólidos resultados futuros.
Huir despavoridos de los fondos mixtos y la renta variable no nos va a dejar lejos del riesgo, de hecho las rentabilidades medias más favorables no se obtienen en productos de inversión a menos de 5 años. Lo que no nos dejará con una mano delante y otra detrás será la seguridad de nuestros ingresos, que tendremos que tener a resguardo durante el plazo que dure la inversión.
La incertidumbre será protagonista durante un tiempo en los mercados y en la economía europea; seguir la evolución de los balances y prepararse para actuar rápido ante posibles cambios nos ayudará a mantener a salvo nuestros ahorros.
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