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El BBVA alerta de que la Eurozona sólo crecerá un 0,3% en 2013

El centro de estudios cree que la "hoja de ruta cada vez se ve más clara", pero los riesgos de su implementación "son evidentes".

El servicio de estudios del BBVA cree que la economía de la zona euro se recuperará más lentamente de lo previsto y crecerá sólo un 0,3% en 2013, frente al 0,9% calculado anteriormente, sin descartar que la recesión se prolongue un año más debido al mantenimiento de las tensiones financieras.

No obstante, el último informe Situación Europa del BBVA Research indica que si se aplican las medidas previstas en la cumbre europea de junio y por el BCE -en referencia a comprar deuda soberana de los países que pidan ayuda- los problemas de financiación de la zona euro deberían comenzar a remitir después del verano. Para 2012, el BBVA ha hecho una mínima revisión a la baja de sus previsiones, ya que calcula que la caída del PIB de la zona del euro será del 0,3% en lugar del 0,2%.

Dicha revisión a la baja responde a la intensificación de las tensiones financieras durante el segundo trimestre, que podría drenar hasta 0,2 puntos porcentuales de crecimiento en el conjunto del año, pero que se compensaría en parte con el impacto positivo de unos menores precios del petróleo y un euro más depreciado.

Ante este escenario, las previsiones del BBVA contemplan un deterioro del mercado de trabajo en los próximos trimestres, por lo que se espera una mayor destrucción de empleo (0,7% en 2012 y 0,2% en 2013) y un aumento de la tasa de paro hasta el 11,2% este año y el 11,5% el siguiente. El centro de estudios cree que la "hoja de ruta" para la salida de la crisis del euro "cada vez se ve más clara", pero los riesgos de su implementación "son evidentes".

Así, recuerdan que las medidas adoptadas en la cumbre de junio en Bruselas fueron positivas, como la supervisión común del sistema bancario y la consiguiente posibilidad de recapitalización directa del sistema financiero a través de los fondos de rescate. Pero al no ser su aplicación inmediata, ni estar exenta de riesgos, a su entender no han constituido una solución convincente y definitiva ante las dudas del mercado.

Potencial de contagio

Los mayores riesgos en la implementación de estas medidas para el BBVA Research se derivan de la posibilidad de un accidente financiero en algún punto o sector de Europa, con un potencial de contagio elevado a otros países. Sin embargo, ni siquiera en ese escenario ven factible una ruptura del euro, ya que las autoridades europeas han tomado ya decisiones importantes que dan lugar a una mayor integración económica, "y parecen más que dispuestas a intervenir de manera decidida en caso de que sea necesario".

Pero los inversores siguen incorporando ese escenario "rupturista" a sus decisiones, máxime tras los episodios de inestabilidad política en Grecia y la evidencia de que la estrategia adoptada por Europa para reconducir los desequilibrios de la periferia pasa por una fuerte recesión en varios países que hace más difícil los ajustes, según el mismo informe.

Además de los riesgos sobre una posible salida del país mediterráneo de la moneda única, también juegan en contra las incertidumbres sobre la implementación de los acuerdos alcanzados en la cumbre, incluyendo la aprobación final por parte de Alemania del fondo de rescate permanente (MEDE), prevista para septiembre.

En el caso de agravamiento de las tensiones, el centro de estudios del BBVA cree también importante que las autoridades europeas aseguren la provisión de liquidez en los principales mercados de financiación. Asimismo contempla ciertos riesgos relacionados con el entorno exterior (precios de las materias primas y una desaceleración de la demanda global más rápida de la esperada).

Sin embargo, también señala algunos sesgos al alza, tales como una respuesta más rápida por parte de las autoridades europeas en los próximos meses, con una acción más decisiva para poner en marcha algunos de los acuerdos ya alcanzados, y con las exportaciones como única fuente de crecimiento.

Para el centro de estudios, aunque existe voluntad política para reforzar la moneda común, la toma de medidas no está llegando al ritmo más adecuado, ya que implican cesión de soberanía nacional hacia las instituciones europeas y, al final del proceso, alguna forma de mutualización de deudas entre todos los países de la zona euro. Algo similar ocurrirá con una política fiscal que habrá de estar sometida a las instituciones europeas, por ejemplo mediante el envío para su aprobación de los planes nacionales de consolidación.

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