Nuestro modelo de Estado del Bienestar tal y como lo conocemos ahora ha muerto. De nada sirve entristecerse. Enterrémoslo y démosle sepultura, pero no perdamos más tiempo con él porque nunca volverá.
El Estado gastó el doble de lo que ingresó durante los 6 primeros meses del año, algo a todas luces insostenible para cualquier familia o empresa que quiera evitar la suspensión de pagos.
El odio al dinero es típico de los enemigos de la libertad, pero ¿por qué se le ocurrió al icono progresista la fecha del siglo XV? ¿Es que antes los seres humanos despreciaban el dinero?
Parece mentira que no sepan ya lo que va a suceder. Es tan evidente que la situación produce vergüenza y sonrojo. Lo sabemos todos: si se deja a las eléctricas repercutir el precio de los impuestos habrá una subida inmediata del kWh en el mercado.