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Riesgos y beneficios

Pedir un préstamo para llegar a fin de mes, ¿solución o problema?

Antes de pedir un préstamo hay que reconsiderar todos los gastos y plantear todo el recorte necesario.

El adelanto de los datos del sector turístico son claros, la llegada de turistas del exterior está salvando la temporada mientras que el consumo interior sigue descendiendo. La crisis nos lleva a que renunciemos o disminuyamos nuestras vacaciones, e intentar afrontar una cuesta de septiembre que con la vuelta al colegio acompañada de subidas impositivas va a ser más empinada que nunca.

Las cuentas no salen, no se cubren los gastos, ¿qué podemos hacer? Pedir un préstamo personal barato puede parecer una solución, más cuando vemos todos los días en las noticias como los tipos de interés no dejan de caer. Pero la realidad es distinta, los tipos de interés son más altos que cuando el Euribor era tres o cuatro veces superior, lo que hace que el coste de esta financiación sea elevado y por tanto, debemos analizar sus beneficios y riesgos.

Y es que antes de pedir un préstamo debemos reconsiderar todos los gastos, plantear todo recorte necesario, y ver el resto de las opciones y es que aunque optemos por el préstamo, cualquier ajuste en el presupuesto familiar siempre ayudará a asumir futuros costes.
Si finalmente elegimos la opción de solicitar financiación, en primer lugar hay que hacer números, buscar el crédito más rentable.

Las subidas de tipos no dejan de ser una barrera para su concesión, por ello buscar y negociar condiciones es más largo y complicado. No debemos abusar de cantidad, buscamos un préstamo para solventar un problema puntual de liquidez, otros fines o gastos lo único que conseguirán es que agravemos la situación.

Sólo para problemas coyunturales

Lo más importante es no perder la perspectiva y no engañarnos a nosotros mismos, debemos huir del efecto pelota, que se produce cuando pedimos un préstamo para cubrir otras deudas, ya que podemos entrar una escalada que se puede romper drásticamente cuando se corte la concesión y encontrarnos con una deuda inasumible.Lo mismo ocurre con las Tarjetas de crédito, que actualmente tienen la misma consideración de crédito al consumo "preconcedido".

Por el contrario, si tenemos un horizonte de ingresos en el futuro y el problema es coyuntural, no es tan mala idea, pero en este caso a la hora de negociar con la entidad, consideremos aspectos importantes como las comisiones del préstamo como las de cancelación, siendo ésta total o parcial.

Si conseguimos el equilibrio en el futuro de nuestras cuentas, utilizar dinero que nos sobre para disminuir la deuda será un alivio para nuestro bolsillo, siempre de forma ordenada y cancelando la deuda que sea más cara, considerando tanto el tipo de interés que pagamos como el tiempo que queda para su cancelación, ya que si estamos en las fases finales del préstamo, podemos estar pagando muy pocos intereses y mucho capital.

Por tanto, las claves: nunca pedir un préstamo que no podamos pagar y huir siempre de cubrir deudas con otras deudas ya que el efecto final puede ser catastrófico para nuestras finanzas personales. Igualmente, siempre acompañaremos un plan de tesorería sencillo, en el que veamos siempre los flujos de ingresos y gastos, tomarnos nuestro tiempo y comparar todos los préstamos para encontrar la que mejor se ajuste a nuestras necesidades.

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