Tras su rescate internacional, Grecia ha vivido una transición política de la que las formaciones de extrema izquierda están siendo las grandes beneficiadas.
Nuestro modelo de Estado del Bienestar tal y como lo conocemos ahora ha muerto. De nada sirve entristecerse. Enterrémoslo y démosle sepultura, pero no perdamos más tiempo con él porque nunca volverá.