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Emilio J. González

El error de los impuestos

Los votantes de Rajoy no le eligieron para que les subiera los impuestos ni para hacer lo mismo que los socialistas.

Como ya es de sobra conocido, inauguramos el curso ni más ni menos que con una subida de impuestos, la del IVA, que sigue al incremento del IRPF que el Gobierno nos viene aplicando desde enero, mientras Rajoy considera que sus medidas son "equitativas" porque "quien tiene más, pagará más". El presidente del Gobierno, desde luego, tiene todo el derecho del mundo a considerarse satisfecho, pero la realidad es que el Ejecutivo está obsesionado con subir los impuestos en vez de con tocar el gasto público donde se debe, esto es, en las autonomías, y con ello va camino de cometer un error tanto económico como político.

Es un error económico pretender resolver la grave crisis fiscal a golpe de subida de impuestos porque así lo único que se consigue es deprimir todavía más la actividad económica y la recaudación fiscal. Pensemos, por ejemplo, la subida del IVA. Muchas empresas la han asumido para no tener que incrementar los precios en unos tiempos de desplome de las ventas, lo cual se va a traducir, en el mejor de los casos, en menos beneficios y menos pagos por el Impuesto de Sociedades y, en el peor, en pérdidas, nuevos despidos o cierres empresariales. Otras empresas, en cambio, no han tenido más remedio que recoger la subida del IVA en sus precios porque no tienen margen para la absorción, con lo que pueden perder ventas y ver agravada su situación.

Para salir de esta crisis fiscal hay que meter mano de verdad en el gasto público; en especial, insisto, en el de las autonomías. Aquí no vale lo que dice Rajoy, que las autonomías son viables si gastan lo mismo que ingresan. Pues no, señor, porque si gastan mucho en cosas innecesarias, como televisiones y radios públicas o empresas que solo sirven para colocar a los amigos, y equilibran sus cuentas a través de la subida de impuestos, lo que están haciendo es expulsar al sector privado de la actividad productiva y quitándole a través de la fiscalidad los recursos que necesita para sobrevivir y crear empleo. Cierren todo eso y verán como no es necesario subir impuestos, sino que incluso podrían empezar a bajarlos, y sin tocar lo esencial del gasto social. Por tanto, el argumento de Rajoy de que las autonomías son viables no es más que una patraña para tratar de convencer a los españoles de que no hay alternativa a su política económica; cuando sí la hay, y es muy simple: acaben con las autonomías, que es lo que no quiere hacer Rajoy.

Eso lleva al componente político de su error. Los votantes de Rajoy no le eligieron para que les subiera los impuestos ni para hacer lo mismo que los socialistas. Le eligieron para dar un giro radical a la gestión de la crisis, que es lo que no estamos viendo por ningún sitio, porque este Gobierno solo actúa a golpe de presión de la UE y con decisiones que podrían formar parte perfectamente del programa del PSOE. Esto no es el cambio que esperaban; esto no es más que un quítate tú para ponerme yo que el PP puede pagar muy caro en las próximas elecciones. De momento, parece que puede perder Galicia.

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