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Las lecciones que el banco malo debería aprender de Irlanda

La valoración de los activos será la clave en el éxito de la Sareb; las grandes entidades españolas se resisten a participar.

La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) tendrá su puesta de largo el próximo 16 de noviembre, cuando el Consejo de Ministros apruebe el decreto ley que establezca su constitución. Hasta entonces, el Gobierno tiene tiempo de terminar de pulir los detalles de lo que todo el mundo conoce como el "banco malo", aunque ni siquiera será un banco, porque no podrá conceder préstamos.

Ya se conocen varios detalles de cómo será la sociedad: adquirirá activos de las entidades con un tope de 90.000 millones de euros, tendrá más del 50% del capital en manos privadas, contará con un consejo reducido, de no más de 15 miembros y tendrá una vida de 15 años. Eso sí, las cuestiones clave que determinarán el éxito o el fracaso del experimento aún están por desvelar. Y no hay demasiadas pistas sobre la cuestión. Desde que se constituyó el euro, sólo Irlanda ha transitado este camino con anterioridad. De su experiencia pueden sacarse muchas conclusiones y pistas sobre cómo será el banco malo español.

El precio

La Sareb será la sociedad que cargue con los activos inmobiliarios tóxicos que en estos momentos contaminan los balances de los bancos españoles. Las entidades venderán suelo, promociones, viviendas y créditos inmobiliarios al banco malo, que luego será quién se ocupe de ir colocándolos en el mercado. Con este planteamiento, la clave de toda la operación estará en el precio que se pague por los activos:

  • Bancos: en lo que respecta a los bancos, hay que tener en cuenta que el precio determinará las pérdidas que tendrán que contabilizar en su balance. Imaginemos que una entidad tiene un préstamo con un promotor por 100 millones de euros y debe colocar ese activo en el banco malo. Si la Sareb le paga 40 millones por ese préstamo, tendrá que anotar una minusvalía de 60 millones de euros. Todos los bancos han tenido que ir haciendo provisiones en los últimos años para anticipar este descuento. En teoría, con estas provisiones debería ser suficiente, pero si no lo son, tendrán nuevas pérdidas. En unas entidades que ya están muy débiles, esta dinámica podría provocar una nueva oleada de rescates.
  • Sareb: la intención del Gobierno es que más del 50% de la nueva entidad esté en manos privadas. Pero claro, para que algún inversor quiera venir habrá que ofrecerle algo atractivo. En el ejemplo del crédito promotor de 100 millones, si la Sareb paga 40 millones, es porque desde el Ministerio creen que podrá venderlo a un precio superior (quizás no ahora, pero sí en unos años, cuando la coyuntura sea algo mejor).
  • Equilibrio e Irlanda: en el Gobierno aseguran que el precio final mantendrá un "equilibrio" entre un valor atractivo como para asegurar la llegada de los inversores y un nivel que no lleve a los bancos directamente a la quiebra. En Irlanda, se traspasaron activos que en los libros de las entidades alcanzaban los 72.000 millones. El precio que se pagó por ellos fue de unos 30.000 millones, lo que implica un descuento del 58%.
  • Un 50%: el director general del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), Antonio Carrascosa, apuntó a que los activos tendrán un valor final neto de entre 60.000 y 70.000 millones, equivalente a un valor bruto de unos 130.000 a 150.000 millones, lo que implica un descuento superior al 50%.

Las pérdidas

La segunda cuestión clave es qué pasará en el caso de que haya pérdidas. El Gobierno admitió que los beneficios de la sociedad llegarán sobre todo en "el último tercio" de su vida prevista. Esto querría decir que hasta 2020 la previsión es que la Sareb se mantenga en números rojos.

  • Quién pagará: en principio, de esos 70.000 millones de valor bruto de los activos, la Sareb sólo cubrirá un 10% con capital (un 50% para los privados y un 50% para el Frob) y el resto con bonos emitidos por la sociedad. Por lo tanto, si las pérdidas de los primeros años son superiores a los 7.000 millones, podría ser necesario recapitalizar la entidad. El Gobierno ha reconocido que, si es necesario, podrá acudir a los 100.000 millones del rescate bancario que la UE puso a disposición de España, tanto para la primera inyección de capital como para las que pudieran darse posteriormente.
  • La experiencia irlandesa: en el país celta, ya saben que incluso con los importantes descuentos aplicados es muy posible que el banco malo mantenga las pérdidas, al menos en los primeros años. De esta manera, el NAMA (su banco malo) reconoció en 2010 una perdida de 1.490 millones de euros en sus activos y de 1.270 millones en 2011. En total, la minusvalía en relación con el coste de la compra es de 2.750 millones, alrededor del 9% de sus activos iniciales.

Los inversores

Todo este panorama no parece especialmente halagüeño. Sin embargo, el Gobierno está convencido de que reclutará inversores antes del 30 de noviembre, cuando se haya constituido el banco malo. En teoría, si el capital a suscribir es del 10% de 70.000 millones, a los privados les tocarían algo más de 3.500 millones. No es una cantidad inimaginable, pero tampoco parece fácil encontrar a bancos, aseguradoras o fondos de inversión que quieran jugarse sus ahorros, en estos momentos, en el sector inmobiliario español. Y menos aún en un espacio de tiempo tan reducido, porque desde el Consejo de Ministros que apruebe la Sareb a su creación efectiva pasarán menos de dos semanas.

  • Las grandes entidades: ante esta situación, todas las miradas se dirigen a las grandes entidades españolas. Quien más quien menos, casi todos los analistas asumen que serán los bancos nacionales, junto con aquellos que vendan sus activos al Sareb, los que acabarán entrando en el capital de la entidad. Pero no será sencillo convencer a la gran banca española de que entre en la Sareb. Este viernes, Cinco Días aseguraba que por ahora se resisten, al menos hasta que no se conozca con exactitud el resto de las condiciones.
  • ¿Cuál es la lógica de todo esto?: En parte, parecería como si se produjera un simple cambio de cromos, puesto que la banca mantendrá los activos (es como si estuviera soltando una cosa con una mano y cogiéndola con la otra). La teoría a la que se agarra el Gobierno dice que la Sareb les dará un tiempo del que ahora mismo no disponen las entidades. En los 15 años desde su constitución, tendrá margen para ir deshaciéndose de los activos, algo que ahora no pueden hacer si asumir grandes pérdidas.
  • Los bancos celtas: en Irlanda, los inversores originales que acudieron a la llamada del Gobierno fueron el Irish Life Investment Managers (parte de Irish Life Permanent), New Ireland Assurance (parte del Bank of Ireland) y Clients of Allied Irish Banks Investment Managers (parte de Allied Irish Banks). Cada uno se quedó con un 17% del NAMA, con lo que el porcentaje total en manos privadas alcanzó el 51%. El sistema financiero celta se rescató a sí mismo. Eso sí, cuando el Gobierno nacionalizó el Allied Irish Bank, tuvo que vender sus acciones a un inversor sudafricano, para no tener una mayoría del capital de la sociedad.

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