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Representante de altos directivos

"España vive una revolución silenciosa"

El director de la Asociación para el Progreso de la Dirección, que aglutina a directivos de las principales empresas, habla de los retos de España.

Enrique Sánchez de León, director general de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), una entidad privada e independiente, de ámbito internacional, que aglutina a los directivos de las principales empresas españolas, afirma en una entrevista con Libre Mercado que España cuenta con potencial para superar la crisis y confiar en el futuro, tal y como demuestra el proceso de adaptación y ajuste que está experimentando el sector productivo nacional.

La ADP celebra este martes en Valencia su II Congreso Anual, bajo el lema Conquistando el futuro, en el que reunirá a más de 1.500 ejecutivos, con el objetivo de reimpulsar la actual situación económica que sufre España. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acudirá al acto inaugural.

Pregunta (P): ¿Por qué han escogido este lema para el congreso?

Respuesta (R): El hilo conductor del congreso es el de intentar introducir un elemento de confianza y de ilusión en el futuro. Yo creo que las empresas, los directivos y la sociedad en general piensan que ya está bien de lamentarnos, de lamernos las heridas, de decir que todo está mal, que de aquí no salimos... Y lo que intenta el congreso es aportar un cierto grado de optimismo, de ilusión y, sobre todo, confianza en nuestras propias fuerzas. De esto se sale.

Habrá que hacer las reformas oportunas, algunas de las cuales ya están en marcha, pero hay también un elemento intangible que es el de la confianza de la sociedad española en sus propias fuerzas. España es un país de éxito. Lo hicimos bien en su momento y lo podemos volver a hacer.

P: ¿Qué temas se van a abordar en el congreso?

R: Todos los relacionados con lo que deben hacer las empresas para salir de esta crisis. Desde cómo mejorar la relación con los clientes, hasta el propio liderazgo en el seno de las compañías o el problema de la baja competitividad española. Y también un aspecto de índole más intangible, como los relacionados con el ánimo y la confianza.

P: ¿Cuáles son los principales retos que afrontan hoy las empresas y sus directivos?

R: El mayor es que el consumo interno se ha hundido y eso afecta, evidentemente, a las plantillas, la penosa y dolorosísima reestructuración que han tenido que hacer y que están haciendo todavía algunas empresas, y, por tanto, hay que darle una vuelta de tuerca a la estrategia empresarial.

Lo que está ocurriendo actualmente en España es una revolución silenciosa en nuestro modelo industrial, de la que todavía habla muy poca gente, y que es la internacionalización de la empresa. Todas las empresas, de cualquier tamaño -las grandes ya estaban, pero sobre todo las medianas y las más pequeñas-, están buscando mercados internacionales porque aquí dentro hay lo que hay.

El mayor impacto de la crisis, visto desde ese lado positivo que comentábamos, es que está revolucionando nuestro modelo industrial, y eso va a ser muy bueno para los años venideros. El gran desafío que tienen las empresas, después de haber aligerado, desgraciadamente, sus estructuras, hasta casi quedarse anoréxicas en algunos casos, es cambiar sus modelos para volcarse hacia el exterior. La salida de la crisis para por exportar cada vez más.

P: ¿Y cómo están viviendo la crisis los directivos, concretamente?

R: El directivo, como cualquier otro colectivo de la sociedad española, ha tenido que apretarse el cinturón. Sus salarios ya nos suben tanto como antes, sus variables o no suben o han desaparecido... Lo estamos viviendo con preocupación, pero también con esperanza. Aquí de lo que se trata es de hacer los deberes para volver a tener un período de bonanza cuando consigamos salir de este agujero.

Además, el directivo está viviendo la crisis como una especie de reto. La crisis significa también oportunidad, y yo creo que los directivos y las empresas españolas se lo están creyendo, y están cambiando de una manera radical la forma de hacer las cosas.

P: ¿No cree que la subida de impuestos puede lastrar la ansiada recuperación?

R: Estamos en un momento en el que todos tenemos que hacer sacrificios. El dinero no brota de los árboles, y tenemos que restaurar nuestras cuentas públicas porque, si no lo hacemos, la economía española no genera el suficiente dinero para refinanciarse y los mercados exteriores sólo nos van a refinanciar si confían en nosotros. Si no dejamos de gastar como gastábamos, si no ingresamos como tenemos que ingresar, mal nos vamos a poder refinanciar, y si no nos refinanciamos entonces sí que es el desastre absoluto.

P: ¿Qué indicadores positivos percibe en la economía española?

R: Hay un viejo dicho que dice: Para que la pelota rebote, lo primero que tiene que hacer es tocar el suelo. Me da la sensación de que la pelota, si no ha tocado el suelo, queda poquísimo para que lo haga.

Creo que hay dos indicadores fundamentales: la destrucción de empleo privado prácticamente se ha detenido ya; y la balanza exterior, ya que el saldo comercial está presentando signos muy positivos de recuperación. Es la primera vez que tenemos saldo positivo en la balanza exterior. Son dos signos muy importantes que, desde luego, muestran que algo se está empezando a mover.

P: ¿Qué falta por hacer para impulsar de forma definitiva esa recuperación?

R: Muchas cosas, pero destacaría una fundamental: acabar la reestructuración del sector financiero. En cuanto esté en disposición de empezar a inyectar liquidez al sistema,  acabarán muchos de los problemas que están teniendo, sobre todo, las pymes, que están ya con el agua al cuello.

Otro tema fundamental es terminar con la crispación política. Es escandaloso que no haya consenso en temas clave para nuestro futuro. Deberían ponerse de acuerdo en determinados temas absolutamente claves como, por ejemplo, la educación. De cómo se cree talento hoy va a depender nuestro futuro dentro de 20 años.

P: ¿Aprovechará la presencia de Rajoy en el congreso para realizarle alguna petición concreta?

R: Que no atienda tan sólo a las reivindicaciones económicas, sino que nos marque un rumbo como nación, como país. Más allá de acelerar las reformas, también nos hace falta tener un proyecto como país, volver a creernos que somos capaces de hacer cosas, tener un rumbo... Esto no es sólo cuestión de ordenar las cosas económicamente, sino de infundir un nuevo ánimo como país. Somos algo en la escena mundial, tenemos que recuperar la marca España.

P: ¿Qué opina del órdago independentista lanzado por Artur Mas?

R: Es innegable que el pueblo catalán tiene una sensibilidad especial por su lengua y su cultura. Ahora bien, plantear la independencia en un momento en el que deberíamos estar todos unidos, empujando en la misma dirección, me parece de una frivolidad tremenda.

P: ¿Son conscientes los catalanes de lo que les supondría la secesión?

R: Si no son concientes, desde luego lo intuyen. Desgraciadamente, en este país la política ha mandado demasiadas veces sobre la economía y así nos ha ido...

P: ¿Cómo valora la convocatoria de huelga general del próximo miércoles?

R: Absoluto respeto por quien haga huelga porque es un derecho constitucional, pero nuestra opinión como asociación es que en este momento España necesita otras cosas. Necesita ideas, necesita debate y, sobre todo, necesita trabajar.

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