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Pros y contras

Depósitos o fondos de inversión, ¿qué le conviene al ahorrador?

Son productos muy diferentes en forma y fondo, cuya elección depende de múltiples variables.

Son productos muy diferentes en forma y fondo, cuya elección depende de múltiples variables.

¿Fondos de inversión o depósitos? Son productos muy diferentes en forma y fondo, pero en la categoría de los "menos arriesgados", los que invierten en valores monetarios (Letras del Tesoro) o fondos de inversión de renta fija, sí han sido especialmente comercializados a un público que busca un menor riesgo.

¿Es buena opción de inversión existiendo muchos depósitos que superan el 4% de rentabilidad? Si tenemos en cuenta la rentabilidad, exclusivamente, no lo es. De hecho, el boom de estos fondos fue en los años 90, época de intereses muy altos, algo que ayudó a que se introdujera y consolidara el mercado de fondos en nuestro país a través de los productos con menos riesgo.

Finalizando 2012, nos encontramos con un panorama distinto con tipos bajos no sólo en Europa (el BCE los acaba de mantener en el 0,75%, pero la perspectiva de caída del PIB en la zona euro para el 2013 augura una bajada próxima) sino también en Reino Unido, Estados Unidos y Japón, que hace a la deuda pública, la renta fija más contratada, de escaso atractivo. Eso sí, nos queda un punto a favor de los fondos, su mejor fiscalidad, no en lo que se paga que va a ser lo mismo que en un depósito o cualquier producto de ahorro o inversión, sino en cuanto a poder diferirla.

Productos sin retención

Poder aparcar buena parte de nuestra inversión en las categorías de fondos con menos riesgo (FIAMM o FIM a corto plazo) puede ser tentador, especialmente si hemos conseguido importantes beneficios con otros fondos y queremos consolidar esta ganancia sin venderlos y pasar por Hacienda. Por ejemplo, en momentos de mayor incertidumbre o caída en los mercados, podemos buscar una rentabilidad segura en el corto plazo y para cuando la situación se estabilice cambiar a un producto con más riesgo sin tributar por las ganancias anteriores.

Y es que uno de los grandes beneficios de los fondos es éste, poder efectuar traspasos de un fondo a otro, sin tener que tributar por ello hasta el momento que reembolsemos nuestras participaciones y así diferir la carga fiscal de las plusvalías hasta la venta final de un fondo. Mientras en los depósitos cada vez que cobramos lo hacemos con una retención mínima del 21%.

Pero ¿y si la ganancia no existe? Ésta es una coyuntura para muchos fondos tras años de crisis, y en este caso sí que no es recomendable el cambio, ya que juntamos dos aspectos, tipos bajos y en descenso. Es decir, los activos que se están contratando son a tipos bajos y al ir descendiendo los principales referenciales las nuevas contrataciones serán incluso inferiores. Cada vez que hay una subasta de deuda y bajan los tipos, es una buena noticia para todos al aliviar la carga del Estado, pero mala para los inversores en estos productos.

A esto hay que añadir otros dos componentes negativos que no tienen los depósitos, las comisiones y el riesgo:

  • Incluso en los fondos monetarios, que son los que tienen más bajas comisiones, suponen una merma. El resultado es que con productos que escasamente rinden en estos días un 2%, podemos acabar con rendimientos negativos.
  • El riesgo de tipo de cambio hay que tenerlo muy en cuenta. Y es que, hay fondos de Renta Fija que invierten en activos de otros países, generalmente de Estados Unidos, lo que implica añadir un componente nuevo: cómo evolucionan las divisas. Aun estando cubiertos total o parcialmente por algún producto derivado, supone otro coste que merma la rentabilidad.

Por todo ello, analicemos la conveniencia de estos productos en estos momentos, ya que aunque fiscalmente pueden ser atractivos, como aparcamiento temporal de nuestra inversión en fondos, sin rentabilidad no merecen la pena.

Pinche en la imagen para analizar los productos de ahorro más rentables

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