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Facebook o la exuberancia irracional

La compañía salió a Bolsa en 2012 a 38 dólares por acción. Desde entonces, no ha levantado cabeza. Varias son las razones de su caída.

La compañía salió a Bolsa en 2012 a 38 dólares por acción. Desde entonces, no ha levantado cabeza. Varias son las razones de su caída.

Facebook ha conseguido lo impensable. Hasta no hace mucho no existía un momento más soporífero en cualquier reunión, familiar o de amigos, que ver álbumes de fotos. La empresa de Zuckerberg en un tiempo record consiguió que alrededor de 900 millones de usuarios subiesen a la red su particular álbum de fotos.

El enorme éxito se traduce también en su impacto en la cultura popular: millones de conversaciones al día están relacionadas con las consecuencias del uso de la aplicación; miles de monólogos se han escrito en su nombre; cientos de telediarios abren con noticias cuyo origen primigenio fue Facebook; y hasta Mark Zuckerberg puede presumir de un biopic dirigido por el mismísimo David Fincher.

Por si no fuera suficiente la repercusión mediática, la compañía comenzó a cotizar en bolsa el pasado 18 de mayo, y lo hizo a lo grande, acaparando titulares. A las acciones de las compañías, con anterioridad a su salida al mercado, se les adjudican un precio de colocación. Las entidades financieras -o colocadores- estiman el valor de la empresa, en este caso, $104.000.000.000, lo que supone que cada acción se valoraba en $38. La primera sesión de Facebook fue accidentada debido a problemas técnicos que obligaron a suspender el valor y, además, muy volátil, siendo el mínimo $38 y el máximo $45. Desde aquel día no ha vuelto a recuperar el precio de la colocación. Éste es el gráfico histórico.

Facebook no pasaría el análisis de un value investor. Varios serían los motivos. El primero es que la competencia en el sector de las nuevas tecnologías es feroz, sin cuartel, como demuestran las batallas judiciales por patentes, la constante obligación de incrementar los servicios, tanto en calidad como en cantidad... Lo que se traduce en el largo plazo en una reducción de los márgenes de beneficio y elevadas tasas de defunción -out of business-.

En segundo lugar, el corto historial de resultados de las compañías y, lo que es más preocupante, la incertidumbre sobre el modelo de negocio. Esto es, la popularidad en la última década de Facebook es incontestable y sus ingresos por publicidad son satisfactorios. Pero, ¿en la próxima década seguirá creciendo y consolidándose como red social?; ¿las fuentes de ingresos serán constantes y predecibles? Ésta es la pregunta del millón, y la enseñanza del Value Investing es que si es extremadamente complejo responder a estas preguntas cuyo modelo de negocio es el textil o el alimentario, con las empresas punto com se complica sobremanera.

Perspectivas de negocio

Prever los cambios en el mundo de internet en el corto plazo es extremadamente complejo. Sin ir más lejos, su rival Twitter crece más rápido que Facebook y Google+, por lo que hacer cualquier predicción en el largo plazo tiene muchas probabilidades de no ser acertada. Aquí, cualquier inversor en valor que se precie no contemplaría la opción de invertir en Facebook, ya que sería muy difícil que incluso un experto en el asunto -margen de competencia- supiera valorar los riesgos del sector.

Mark Zuckerberg, el jueves 30 de septiembre en la presentación de resultados de Facebook, trató de disipar las dudas sobre el futuro de la compañía. Afirmó que la apuesta por los dispositivos móviles estaba fundamentada en una estrategia a largo plazo. Debido a que cada vez son más los usuarios que acceden a la red social desde su móvil, la efectividad de la publicidad podría verse afectada en la pequeña pantalla de un teléfono en contraposición con la de un ordenador portátil o sobremesa.

Así, la política de la empresa se ha centrado en desarrollar aplicativos para los teléfonos, que asegurasen tanto un interfaz sencillo e intuitivo como la difusión de anuncios. El lado negativo de este desarrollo técnico se traduce en gastos, los cuales se dispararon un 82% hasta superar los 1.000 millones de dólares.

Otra gran preocupación sobre Facebook es su dependencia cuasi exclusiva de la publicidad para generar ingresos. De igual manera que se debe recelar de aquellas empresas que tan solo tienen un proveedor -por ejemplo, una clínica dental y un laboratorio protésico-, pues, en caso de que el proveedor no responda a las demandas de la empresa, ésta terminará por perder clientes e ingresos, debemos también desconfiar si una compañía genera sus beneficios exclusivamente por medio de una vía -la publicidad, en el caso de Facebook-.

La apuesta de Zuckerberg para superar esta dependencia se llama Facebook Gifts, a través de la Facebook Card, cuyo funcionamiento es idéntico a una tarjeta monedero, en donde se puede recargar y utilizar el dinero para regalárselo a un amigo. Quien regala es quien decide la cantidad y la tienda donde se podrá canjear el regalo. El agasajado recibirá un correo electrónico y, posteriormente, obtendrá la tarjeta física a través de correo postal. Actualmente, solo está disponible para cuatro tiendas en EEUU.

Quizás tengan que seguir innovando desde Facebook para encontrar nuevas fuentes de ingresos. David Ebersman, el máximo responsable de las finanzas de la compañía, confesó que era una apuesta a largo plazo y que el impacto de las Facebook Cards sería mínimo en los próximos resultados.

La respuesta de los mercados

Al conocerse el detalle de los resultados de Facebook, el 30 de enero la acción respondió con tímidos avances. Una de las justificaciones reside en que el BPA, la parte del beneficio neto total de la empresa que le corresponde a cada una de las acciones que componen su capital social, estimado por los especialistas en $0,15, fue finalmente de $0,17, lo que se conoce en el argot financiero como batir las expectativas del mercado.

La alegría duró poco, y en la última sesión de la semana, cerró a $29,73, un 4,04% en negativo. Extraño comportamiento. Los resultados de Facebook son considerablemente superiores a la previsión de los especialistas consultados. Sin embargo, la cotización de la acción no se ajusta a esa sorpresa positiva y los recibe indiferentemente, ni frío ni calor. En las dos sesiones siguientes, el mercado castiga la acción hasta corregirla severamente.

¿Qué está pasando aquí? Muchas pueden ser las justificaciones, desde una fuerte posición vendedora tomada por una mano fuerte del mercado, pasando por ajustes en las carteras de fondos de inversión, o incluso porque los fundamentales y la línea de negocio de Facebook han provocado la huida de algunos accionistas. O, sencillamente, la exuberancia irracional.

Rafa Paz es especialista en electronic trading. Máster en Mercados Financieros y Productos Derivados (BME). Si estás interesado en cómo funcionan los mercados bursátiles, puedes consultar todos los artículos del autor en su blog La Cantina del Trader . También puedes seguirle en Twitter o visitar su perfil en LinkedIn.

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