La mayoría de las personas están familiarizadas con el concepto de préstamo personal, bien porque lo han tenido que pedir en alguna ocasión o bien porque algún familiar o amigo haya hecho uso de él en algún momento de su vida. Es precisamente por la familiaridad con el término por lo que se debe tener especial precaución a la hora de contratar un préstamo de estas características, para evitar que las peculiaridades del producto nos jueguen una mala pasada durante la vida del mismo.
Como todo producto financiero, un préstamo personal está sujeto a una serie de condiciones a tener en cuenta. Uno de los puntos clave es el tipo de interés, que viene a ser lo que cobrará el banco por hacer efectivo el préstamo del dinero.
En función del plazo que se estime para pagar la cantidad solicitada, el importe también variará, es decir, cuanto más se extienda el plazo en el tiempo, mayor serán los intereses a pagar.
Los intereses estarán sujetos al TAE (Tasa Anual Equivalente), una variable que informa sobre cuáles son los intereses anuales del producto a contratar y que podrán ser a plazo fijo, mixto o variable. Además habrá que hacerle frente a las comisiones (como las comisiones por apertura, por cancelación anticipada, etc.), que varían de un banco a otro.
¿Cómo saber que ese préstamo es para mí?
Para encontrar un préstamo que encaje con la necesidad que se desea cubrir en un momento dado, es preciso realizar una labor de investigación y comparación previa, atendiendo a los factores anteriormente expuestos.
Para enfocar la tarea, ayuda mucho tener definido para qué va a ser el crédito, ya que no tendrán las mismas condiciones la compra de un coche que unas vacaciones o una reparación en nuestro hogar. Revisar la oferta disponible por Internet mediante un comparador de préstamos bancarios es una buena opción que no exime de visitar las entidades bancarias, a las que es importante llegar con información suficiente sobre las partes que componen el crédito personal y su terminología específica.
El primer lugar que se debe visitar es el banco o caja habitual, que en teoría debería de ofrecer las mejores opciones, sobre todo si el cliente posee un buen historial de crédito. Podremos solicitar una oferta vinculante, un documento escrito que contendrá todas y cada una de las condiciones financieras del contrato. La oferta vinculante tendrá una duración máxima de 10 días, tiempo durante el cual el cliente tendrá tiempo para estudiarla con calma, aceptarla o rechazarla porque ha encontrado una propuesta mejor en otra entidad bancaria.
Es de vital importancia no precipitarse en la toma de decisiones y, sobre todo, negociar con las entidades que ofrezcan las condiciones más ventajosas. Si se ofrece un amplio margen de solvencia y una vinculación con la entidad que otorga el crédito, más probable será conseguir unas condiciones más ventajosas.
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