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La UE insiste en recetar ajustes entre brindis al crecimiento

El eje pro-disciplina insiste en que unas cuentas saneadas son el "mejor estímulo económico posible". Rajoy asegura que cumplirá con el déficit. 

El eje pro-disciplina insiste en que unas cuentas saneadas son el "mejor estímulo económico posible". Rajoy asegura que cumplirá con el déficit. 
Foto de familia en Bruselas. | Efe

Aunque acusaron recibo de la frustración ciudadana y de las críticas contra sus políticas para combatir la crisis, los líderes europeos se reafirmaron en que no hay alternativa a los ajustes. Aun envolviendo su mensaje en eslóganes pro-crecimiento y llamadas urgentes a combatir el paro juvenil, y pese a la llamada de España, Italia o Francia a una relajación de la exigencia, la UE escenificó que la mejor política de estímulos son unas "cuentas públicas saneadas".

Así pues, la Europa asolada por el desempleo, la misma en la que siete países siguen en recesión y en la que la crisis sigue cebándose con los más débiles, sigue sin encontrar la fórmula para remontar el vuelo.

Mientras que una mayoría de líderes, conscientes de que las políticas de austeridad se castigan severamente en la calle y en las urnas, pidió poner en marcha más medidas de estímulo, y los sindicatos se levantaban en armas contra lo que tachan de políticas "autodestructivas", Bruselas recordó que "no hay atajos" para volver a crecer.

Incluso la canciller alemana, eterno azote de rigor y habitual encargada de recordar que las reformas son ineludibles, quiso en esta ocasión hacer varios guiños a los más golpeados con numerosas alusiones a los jóvenes y a la imperante necesidad de crear empleo. "El dinero está ahí –aseguró la canciller en una sorprendente declaración-, y ahora hay que hacer que llegue a la gente".

Sin embargo, esta "vacía jerga tecnócrata", como la llamó con desprecio el presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schultz, y que cristalizó en un genérico texto minado de generalidades, no logró esconder que desde el eje pro-disciplina capitaneado por Berlín, aun cercado por críticas desde varios flancos, no están dispuestos a hacer autocrítica. Más bien insisten en las recetas de siempre, aunque añadiendo cierta dosis de azúcar, una suerte de guiño a los detractores de la austeridad.

Aparte de las voces que reivindicaron más estímulos y más inversión frente a la disciplina –todas las fórmulas como la creativa "consolidación fiscal sensible al crecimiento" que el socialista Schultz tildó de "aberraciones léxicas"-, otras, como la del dirigente holandés, Mark Rutte, que pidió "no gastar dinero extra", no variaron la esencia de su habitual discurso.

También el dirigente finlandés, Jyrki Katainen, añadió dureza a las conversaciones al valorar que las reformas darán sus frutos, puesto que, en sus propias palabras, son "el mejor estímulo económico posible". Por su parte, el líder sueco, Fredrik Reinfeldt, también secundó la defensa de las reformas para recortar el abultado déficit de los países.

Monti reclama su premio

Al igual que otros países como España, Italia espera ahora que Europa reconozca sus esfuerzos de alumno cumplidor y abra la mano con sus exigencias. "Italia ha respetado todos sus compromisos, y debería poder utilizar todo el margen que el pacto permite", reivindicó el italiano castigado en las urnas.

La propia Angela Merkel quiso reconocerle su esfuerzo a la hora de poner en marcha "duras reformas" e incluso descartó en rueda de prensa que los electores italianos hayan querido castigarle. "El problema es que no le dio tiempo a recoger los frutos de sus medidas", justificó la canciller.

Rajoy: "Tenemos que cumplir" con el déficit

Mariano Rajoy no se mueve de sus tesis. Hay que incluir políticas de crecimiento a la obligada austeridad y la Unión Europea tiene que andar con paso firme hacia la integración fiscal y bancaria. A partir de ahí, y sin querer entrar en los posibles choques a puerta cerrada, el presidente tiró de optimismo al enfatizar que "gozamos de mayor estabilidad y calma en los mercados, y esto es positivo".

Dicho lo cual, de sus palabras se desprende que queda mucho por hacer. Y de ahí que, sin buenas nuevas que ofrecer, instara a sus socios comunitarios a no echar el freno y seguir con el calendario previsto. Y, en este sentido, incluyó un punto novedoso: "Hay que facilitar y garantizar las condiciones de financiación adecuadas", dijo en el Consejo Europeo. Esto es, el BCE tiene que tomar nuevas medidas para facilitar la recuperación. Eso sí, no aventuró cuales.

El presidente no pidió formalmente una reducción del déficit público para 2013. Más al contrario, confirmó que la cifra para el año en curso es del 4,5%, y ése es el compromiso adquirido por el Ejecutivo: "Tenemos que cumplir en tiempo y forma" con ellos, fueron sus palabras.

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