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Cuentas nocionales: la reforma de las pensiones de la que no se habla

Este modelo mantiene el reparto intergeneracional, pero incluye mecanismos de ajustes y busca equilibrar cotizaciones y derechos adquiridos.

Un sistema de pensiones de "cuentas nocionales". Puede que a la mayoría de los españoles este nombre les suene a chino, pero a partir de ahora quizás empiecen a escucharlo mucho más a menudo. Numerosos expertos creen que es la única salida para salvar el actual modelo de reparto. En Suecia, ya se puso en marcha hace más de una década, y otros países europeos están caminando en esa dirección. En España, los políticos han esquivado el tema, pero cada día será más complicado no hacerle frente.

Este viernes, el Consejo de Ministros tiene por delante una de sus reuniones más esperadas. El Gobierno presentará su segundo plan de reformas, con las medidas que ha pactado en Bruselas para, teóricamente, impulsar el "crecimiento económico y la creación de empleo". Y de entre todos los anuncios, quizás el que más expectación ha levantado ha sido el de la posible reforma de las pensiones. En principio, no debería haber novedades sobre las prestaciones actuales; más bien, lo que se planteará es un esquema a medio plazo, para modificar el sistema de pensiones actual y hacerlo "sostenible", quizás el adjetivo más utilizado por los políticos cuando hablan de esta cuestión.

Hasta ahora, todo lo que se ha hecho son retoques sobre un modelo que casi todos los expertos advierten que está al borde de su capacidad de aguante, quizás no ahora, pero sí a medio plazo (y los cambios en pensiones hay que hacerlos a una década vista). De esta manera, subir a los 67 años la edad de jubilación o cambiar las reglas para el período de cálculo son sólo un parche, lo que los expertos llaman "cambios paramétricos".

Hace unas semanas, la patronal de las aseguradoras, Unespa, presentó un documento que podría muy bien servir de base para esa reforma en profundidad del sistema: Un sistema de cuentas nocionales para España. Por un sistema de pensiones solidario, sostenible y transparente y está realizado por un grupo consultivo encabezado por el exministro socialista Juan Manuel Eguiagaray, y que se completa con Rafael Doménech, José María Fidalgo, José Luis Leal Maldonado, Víctor Pérez Díaz y Felipe Serrano. De hecho, la presencia de estas personalidades es especialmente significativa. No sólo son algunos de los expertos más reconocidos en la materia, sino que varios de ellos forman parte del Comité sobre el factor de sostenibilidad de las pensiones que presentó el Gobierno hace dos semanas.

Reparto, pero menos

Lo primero que hay que decir es que el sistema de cuentas nocionales sigue siendo un modelo de reparto, con todo lo que esto implica. Esto quiere decir que se basa en la llamada "solidaridad intergeneracional": los trabajadores del presente le pagan la jubilación a los pensionistas con sus cotizaciones. Por lo tanto, no hay un ahorro real detrás de las pensiones como ocurriría en un modelo de capitalización.

Sin embargo, el sistema nocional tiene algunas novedades muy importantes que lo diferencian del actualmente vigente. El principal cambio es que pasa de un modelo de "prestación definida" a uno de "aportación definida". De esta manera, a cada trabajador, cuando comienza su carrera laboral, se le abre una "cuenta virtual" en la que se van acumulando las cotizaciones que realice. Cuando llegue el momento de la jubilación, la Seguridad Social le informará de cuánto ha logrado atesorar y esa cantidad se convertirá en un derecho que se irá devengando durante el resto de su vida.

  • Ejemplo: un trabajador de 65 años tiene 300.000 euros en su cuenta virtual, que corresponden a la suma de las cotizaciones durante toda su vida laboral, ajustadas por un factor de revalorización. La Seguridad Social le informa de que tiene "derecho" a recibir ese dinero en prestaciones a lo largo de los años. Y la cantidad que cobrará mensualmente dependerá de la esperanza de vida que tenga por delante en el momento de la jubilación.

¿Cuáles son las ventajas de este sistema? Para José Manuel Equiagaray, presidente del Grupo Consultivo de Unespa, la clave está en que es "claro y diáfano". De esta manera, los trabajadores sabrán "cuánto han aportado y tomarán sus decisiones", sobre su vida laboral y sobre cuándo jubilarse. Y todo esto redundará en que las pensiones saldrán del debate político, porque la prestación ya no dependerá de la decisión del Gobierno de turno, sino del ajuste de los parámetros del sistema. En estos momentos, la mayoría de los ciudadanos reconoce que no sabe cuánto cobrará cuando se jubile. De hecho, en general, se tiende a sobreestimar la paga que se recibirá en ese momento.

En cuanto a su sostenibilidad, el informe admite que "en sistema de cuentas nocionales no es exactamente sostenible per se. También está sometido al peligro de encontrarse en un punto en el que hay más compromisos que dinero". Sin embargo, la novedad radica en que "al ser muy transparente, los problemas de sostenibilidad pueden localizarse con inmediatez, y corregirse de forma menos traumática. Más aún, si está bien diseñado y las reglas de reequilibrio están decididas previamente, el sistema conoce siempre lo que debe hacer para garantizar su balance".

Además, el modelo nocional tiene otra ventaja: premia a aquellos que han contribuido por sus aportaciones durante toda su vida activa. En este sentido, se asemeja al sistema de capitalización. Ya no habrá períodos de cálculo de las pensiones que beneficien a unos u otros. Cada uno tendrá lo que ha puesto, lo que incentivará la "responsabilidad" de cada trabajador. Hace unas semanas, alertábamos de "la reforma oculta" de las pensiones, esa tendencia a estrechar la diferencia entre máximas y mínimas que se está produciendo desde hace años y que amenaza con dinamitar el carácter contributivo sobre el que se fundó el modelo.

Los problemas

Como apuntamos, hay que tener muy en cuenta que la bolsa que cada trabajador acumularía es completamente virtual. Para pagarle la pensión seguirá dependiendo de la cotización de otro. Por lo tanto, los problemas demográficos que prevemos para el futuro también le afectan. Es decir, en el cálculo de la pensión también habrá que introducir la sostenibilidad de todo el sistema a medio plazo. Siguiendo con nuestro ejemplo, no es lo mismo que ese trabajador que ha acumulado 300.000 euros se jubile cuando hay 20 millones de cotizantes y una perspectiva demográfica positiva, con millones de jóvenes a punto de entrar en el mercado laboral; que le toque con 10 millones de trabajadores y sin relevo a la vista. En uno y otro caso, la prestación podría cambiar sensiblemente.

Eso sí, este ajuste será menor que el que nos esperaría sin cambios porque el modelo vigente es, directamente, insostenible a unas décadas vista. De hecho, Eguiagaray confía en que, "si crece la economía y la productividad", los ajustes serán menores y, en cualquier caso, serán "transparentes y previsibles".

El segundo problema del modelo nocional es más político y, quizás por eso, más complicado de solventar. En general, desde que se creó el sistema de la Seguridad Social se han otorgado "derechos" en forma de pensiones que son superiores a las cotizaciones realizadas a lo largo de la vida laboral.

Por lo tanto, si igualamos pagos e ingresos, lo que ocurrirá en la práctica es que habrá un descenso en las pensiones medias. Eguiagaray lo admite pero recuerda que "todas las reformas conducen a una rebaja de la pensión media, no hay que hacerse trampas al solitario. Todas tienden a reducir la tasa de sustitución, pero ahora no se hace de forma tan clara. De hecho, seguir con reformas como hasta ahora tiene sus límites. La variable más eficaz es retrasar la edad de jubilación pero, ¿hasta cuándo podemos alargarlo?".

En este sentido, los autores del informe apuntan a que será imprescindible un "período de transición" que podría suponer "un esfuerzo de transferencia de recursos que equilibrasen en alguna medida esos problemas; recursos que sólo pueden proceder del caudal de ingresos impositivos. La transición puede tener un coste para las finanzas públicas o puede demandar la instrumentación de figuras tributarias específicas hoy no existentes". En este sentido, surge la cuestión de dónde poner "la edad de corte para la reforma", es decir, quién se mantendría en el sistema antiguo y quién en el nuevo.

Por último, está el tema de las pensiones no contributivas. Hasta ahora, buena parte de estas prestaciones se pagaban con cargo a la Seguridad Social. De hecho, el año pasado ya hubo que sacar del sistema a algunos beneficiarios, puesto que no había suficiente con el dinero de las contribuciones. Lo que ocurre es que entonces habrá que pagarlas con fondos provenientes de los impuestos.

El modelo sueco

En cualquier caso, lo que parece evidente es que el sistema de financiación de las pensiones tal y como está planteado actualmente no es sostenible a medio-largo plazo. Los treintañeros que se incorporaron hace una década al mercado laboral saben que no cobrarán pensiones públicas como las que disfrutan sus padres. Pero España no es el primer país que se enfrenta a esta situación.

En Suecia, por ejemplo, en la década de los noventa, se vieron ante la misma problemática. En 1998, gracias al acuerdo entre los grandes partidos suecos, se aprobó un cambio de un sistema de reparto puro a uno mixto, en el que empresarios y trabajadores aportan un 19,5% del sueldo en forma de cotizaciones, de las que un 17% cubre un sistema nocional parecido al descrito en este artículo y un 2,5% se destina a un fondo de capitalización obligatorio y personal para cada trabajador (este último punto está fuera del análisis de Unespa). Por ahora, nada indica que algo así vaya a ser aprobado en nuestro país. Pero los expertos ya avisan de que algo habrá que hacer y no será suficiente con pequeños parches.

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