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Murcia teme por el futuro del Tajo-Segura

El cambio en los organismos que gestionan el agua en la región puede implicar la reducción del trasvase.

El cambio en los organismos que gestionan el agua en la región puede implicar la reducción del trasvase.
Imagen del canal que une los ríos Tajo y Segura. | Cordon Press

La fusión entre la Mancomunidad de los Canales de Taibilla y Acuamed puede tener más consecuencias de las que en un primer momento podrían imaginarse. No sólo se trataría de la unión de un organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, que ha llevado agua a las ciudades murcianas desde la década de los 40, con una empresa pública de nueva creación, que se sacó de la manga el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para que gestionase sus desaladoras.

En Murcia, la región más afectada, temen que sea un movimiento con varias derivadas. Por un lado, le cargas a Taibilla con la deuda de Acuamed; por otro, justificas alguna decisión políticamente difícil, como podría ser la reducción del trasvase Tajo-Segura. No será fácil, porque la oposición en la comunidad mediterránea será dura.

El Tajo-Segura lleva 30 años funcionando y ha sido polémico en muchas ocasiones. En Castilla-La Mancha, defienden que llevar agua desde la cabecera de un río puede perjudicar a los lugares por donde éste pasa. Por eso, para los gobiernos regionales ha sido un objetivo clásico, que ha unido a PP y PSOE, y que la presidenta actual, María Dolores de Cospedal también se ha marcado en su agenda.

Mientras tanto, desde Murcia la visión es exactamente la opuesta y también en esto hay unidad entre las formaciones políticas regionales. En una región con tan pocas precipitaciones, el Tajo-Segura, con sus hasta 600 hectómetros (aunque esta cantidad sólo se alcanzó en una ocasión), es una necesidad acuciante, tanto para consumo urbano como para su reconocida huerta. Y más aún tras la derogación del Trasvase del Ebro por el Gobierno del PSOE.

Ahora el miedo es que la fusión Acuamed-Taibilla, con los nuevos recursos que eso proporcionará a la Mancomunidad, sea la excusa perfecta para reducir el trasvase. Seguramente no podría terminarse, porque la cantidad de agua que aporta el Tajo es demasiado para las desaladoras de Narbona. Además, hay que tener en cuenta que los agricultores no quieren el agua desalada, porque no es buena para sus campos. Por eso, el primer objetivo podría estar en los 150 hectómetros cúbicos que se utilizan para abastecimiento urbano.

El segundo motivo de preocupación para los murcianos está en el precio, que podría subir hasta un 20%. La Mancomunidad paga por el agua que coge del Tajo, pero el producto que llega de las desaladoras es cuatro veces más caro. Ésa es una de las razones de los números rojos que acumula Acuamed desde su creación. Si cambia la proporción de agua y la desalada adquiere más peso, lo lógico es que eso encarezca la factura.

En este sentido, es previsible que el coste electoral sea superior, incluso, al monetario. Por eso, el Gobierno regional, del PP, se ha mostrado absolutamente en contra de esta solución. Desde el Ministerio no hay todavía una postura clara. La batalla, acaba de empezar.

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