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Fidelización

Cuentas bancarias: a la caza de la nómina

El mayor problema de cambiar la nómina de entidad es, probablemente tener que cambiar los recibos que hay domiciliados.

El mayor problema de cambiar la nómina de entidad es, probablemente tener que cambiar los recibos que hay domiciliados.

Cuando la guerra por la captación del ahorro de los clientes se centraba en los depósitos, llamada 'la guerra por el pasivo', motivaba que nos encontrásemos con 'superdepósitos' con tipos de interés muy por encima del precio del dinero. Pero tras la intervención del Banco de España en la remuneración de los productos de ahorro, la captación de clientes y dinero nuevo no es tan sencilla como era hasta ahora, con lo cual lo de cambiarse de entidad porque dan más por los ahorros ya no es algo capital para el pequeño ahorrador. Esto ha hecho que la captación de nuevos clientes se dirija a otro tipo de productos que fidelicen más al cliente con la entidad y el que se está llevando la palma en estos momentos son las denominadas 'cuentas nómina'.

Cuentas nómina, servicio nómina, paquete nómina o como queramos llamarle dependiendo de cada entidad son ahora uno de los productos de los que sobresalen dentro de la guerra entre las entidades financieras para la captación de nuevos clientes.

Cuentas sin comisiones ni gastos, productos asociados sin costes de ningún tipo, servicios de operativa diaria a realizar desde la cuenta en la que se domicilia la nómina también gratuitos, descuentos en la contratación de más productos de esa entidad y, como no, los famosos regalos por domiciliar la nómina. Todo es poco para captar la atención del cliente de otra entidad y conseguir que venga a la nuestra.

¿Cómo saber si nos interesa o no cambiar la nómina de banco?

Lo primero es saber si podemos o no cambiarla. Muchos son los hipotecados que, cuando firmaron su hipoteca, firmaron una oferta vinculante en la cual si cambiaban la nómina de entidad, lo que lleva aparejado el cambio de domiciliaciones, el dejar de usar tarjetas, el cambiar seguros de compañía, suponía que se le revisarían los diferenciales aplicados al tipo de interés y se encarecerían. Por lo tanto, poder podemos cambiar la nómina de entidad, pero con lo que nos puede repercutir en el precio de la hipoteca es posible que no compense lo que nos ofrece otra entidad. En ese caso es mejor negociar con la entidad actual que nos mejore las condiciones y las iguale a la competencia pero nunca irnos.

Si nuestra entidad actual no nos condiciona para nada, con o sin hipoteca, es cuando debemos de analizar la conveniencia de quedarnos donde estamos o irnos, y en este segundo caso, a dónde.

El mayor problema de cambiar la nómina de entidad es, probablemente, el cambiar los recibos que hay domiciliados. Los que son mensuales no tienen problema, pero de los que son de mayor periodicidad puede que se nos escape alguno con lo cual, si lo intentan cargar en la antigua cuenta donde teníamos la nómina (y dinero) y no hay saldo, quedamos a manos de lo que la entidad quiera hacer, devolverlo o, en el mejor de los casos avisarnos. Este es el mayor incordio a la hora de cambiar la cuenta nómina. Si estamos dispuestos a aceptar este posible riesgo, veamos que hay que mirar para cambiar definitivamente de entidad.

Lo primero radica siempre en que no nos cueste dinero. Es decir, cambiar para una cuenta nómina que tenga comisión de mantenimiento o de administración, no es algo viable. Y es que sobran entidades que ofrezcan este tipo de cuentas sin coste de ningún tipo con lo cual, hoy muchas ventajas nos ofrecen las entidades que cobren o cae de cajón que no nos interesa el cambio.

Después debemos de analizar los servicios que usamos habitualmente. ¿Realizamos transferencias? ¿Ingresamos cheques? ¿Usamos tarjetas?.....

Muchas entidades ofrecen estos servicios sin coste pero, pensándolo realmente, ¿cuántos cheques habéis ingresado o transferencias habéis emitido desde vuestra cuenta personal en los últimos cinco años? Está muy bien que las entidades ofrezcan este servicio de manera gratuita pero la verdad es que debemos saber si realmente nos es útil o no. Cosa distinta son las tarjetas, porque quien más y quien menos las emplea. El tener tarjetas gratuitas siempre, de débito y de crédito, es algo que si debemos de considerar como necesario ya que, a fin de cuentas, estamos domiciliando la nómina en la entidad.

Los descuentos en la contratación de otros productos o las mejoras en diferenciales son ventajas que están ahí por si acaso algún día las necesitamos pero no deben de ser factores decisivos a la hora de cambiar nuestra cuenta nómina de entidad.

Influye por ejemplo el hecho de que la entidad sea de las que abona parte del nominal de los recibos cargados mensualmente en la cuenta. Si la cuenta es sin costes y las tarjetas también, este puede ser otro de los factores determinantes a la hora de cambiar la cuenta.

Por último analizaremos los regalos, que no suelen ser tal, sino que son remuneración en especie, lo cual implica que debemos de declarar su valor en la declaración de la renta, además del hecho de que quien los recibe puede que tenga que estar obligado a mantener domiciliada la nómina un plazo de tiempo. No recomendamos en ningún momento que los regalos sean el factor decisivo para elegir una cuenta nómina u otra.

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