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Carlos Rodríguez Braun

Estados dinamitados

La retórica puede inducir a confusión. Aclaremos, pues, que la deuda pública no es irrelevante para el crecimiento.

La retórica puede inducir a confusión. Aclaremos, pues, que la deuda pública no es irrelevante para el crecimiento.

Con gran entusiasmo, Sandro Pozzi escribió en El País sobre la crítica a los errores de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff:

Cuando la deuda de un país supera el 90% del PIB, el crecimiento de la economía resulta inviable. El aserto, nacido en dos cerebros de Harvard y sobre el que se asientan las políticas de austeridad que están a punto de dinamitar los pilares del Estado del bienestar, ha resultado tan falaz como las armas de destrucción masiva que sirvieron para justificar la invasión de Irak.

La retórica puede inducir a confusión. Aclaremos primero que la deuda pública no es irrelevante para el crecimiento. Ni el señor Pozzi ni nadie, incluyendo los tres autores de la crítica a Reinhart y Rogoff, cree seriamente que los Estados pueden endeudarse sin límites y sin consecuencias. Históricamente esos episodios de aumento acusado de la deuda se han saldado con perturbaciones económicas y de otro tipo, de los que el mundo tiene una larga experiencia, incluyendo nuestro país, en el que a mediados del siglo XVI ya suspendió el pago de la deuda S. M. Felipe II. La discusión académica puede girar en torno a las cifras. Igual los problemas se acentúan cuando la deuda es del 95 % o del 105 % del PIB, pero nadie puede sugerir que no aparecen nunca.

Además, eso de que sobre la hipótesis de Reinhart-Rogoff se asientan las políticas de austeridad no tiene sentido. Desde mucho antes de que unos pocos políticos hubiesen citado su artículo, las autoridades empezaron a contener el aumento del gasto público, como lo hizo Rodríguez Zapatero en España en 2010. Es improbable que don Sandro acuse a Zapatero de tener nada que ver con la invasión de Irak, con lo que no sabemos a qué atenernos ante esa afirmación tan llamativa.

La idea más absurda de Pozzi es que las políticas de austeridad están "a punto de dinamitar los pilares del Estado del bienestar". Esto es notable, y sospecho que tiene que ver con el error fundamental del periodista, que es desconocer la dinámica del propio Estado, sus intereses y su lógica. Por eso ignora que los políticos de todas las tendencias desaceleraron el crecimiento del gasto a comienzos de la presente década (su crecimiento, rara vez su volumen total, al revés que el sector privado): no lo hicieron, desde luego, por haber leído un artículo de un par de economistas, sino porque comprendieron, como lo hizo Zapatero, que su propia política expansiva era insostenible. Y por eso, ante unos Estados que no han hecho más que crecer, y ante unas expansiones extraordinarias de los impuestos, perpetradas precisamente para proteger, preservar y fortalecer el Estado del Bienestar, don Sandro Pozzi cree que ese Estado va a ser dinamitado. Curiosa dinamita, desde luego.

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