Un plan radical. Así define el semanario alemán Die Zeitl el plan del BCE para solucionar la crisis financiera europea. Los problemas de la banca del Viejo Continente han secado el grifo del crédito lo que impide la recuperación de la eurozona y el BCE cree que ha llegado la hora de actuar.
Pero la entidad presidida por Mario Draghi no sólo asumirá su papel de supervisor único para revisar la calidad de los activos de los bancos sino que también, tras las evaluaciones, determinará los rescates de los bancos. Eso sí, esta vez los rescates se realizarán con cargo a contribuyentes, accionistas, acreedores y, como novedad, clientes.
"Necesitamos los instrumentos para recapitalizar bancos, debemos hacerlo rápidamente, porque en muchos países la falta de crédito bancario es como un freno de mano para la recuperación", apuntaba hace un par de semanas el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.
El calendario ya está establecido. A partir de otoño, las autoridades monetarias se encargarán de vigilar los balances de las principales entidades financieras de la zona euro. En concreto, un total de 140 bancos, que representan alrededor del 80% del mercado, recibirán la visita de los inspectores del BCE que irán acompañados de inversores privados.
La intención de Draghi es que el coste del recate de las entidades que lo requieran no recaiga sólo entre los contribuyentes. Incluso los accionistas, acreedores y clientes de los bancos afectados tendrán que asumir en un "primer lugar" las pérdidas. A pesar del ambiciosas intenciones de Draghi, el responsable del banco europeo ha encontrado las primeras dificultades con Francia e Italia, que se niegan a que haya auditorías externas de su banca. Otro de los problemas del BCE es la posibilidad de que a principios de 2014 no esté listo el mecanismo de resolución bancaria, encargado de liquidar las entidades en crisis, lo que obligará a esperar para "hacer su trabajo".